Adquirir un animal silvestre como mascota no es un acto de cuidado, sino una contribución directa a su sufrimiento y a la destrucción de la biodiversidad.
La tenencia de animales silvestres en el hogar no es natural y tiene consecuencias graves tanto para los especímenes como para el medio ambiente. Su captura, traslado y comercialización generan estrés, sufrimiento y, en muchos casos, amenazan la supervivencia de sus especies. En Tlaxcala, las autoridades han alertado sobre el impacto de esta práctica, destacando que el tráfico ilegal de fauna silvestre es una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en la región.
Según datos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), en 2024 se han asegurado más de 100 ejemplares silvestres en Tlaxcala que estaban en condiciones inadecuadas en hogares o en el comercio ilegal. Estos incluyen aves como pericos, reptiles y pequeños mamíferos, muchos de los cuales se encuentran en la lista de especies en peligro de extinción.
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), en colaboración con PROFEPA y el Zoológico del Altiplano de Tlaxcala, ha lanzado una campaña para concientizar a la población sobre los riesgos de adquirir animales silvestres como mascotas. Estas instituciones destacan que cada especie juega un papel crucial en su hábitat natural, contribuyendo al equilibrio ecológico. Retirarlos de su entorno no solo les causa daños irreparables, sino que también perjudica los ecosistemas de los que forman parte.
Especialistas del Zoológico del Altiplano subrayan que animales silvestres como guacamayas, tucanes o serpientes sufren altos niveles de estrés al estar en cautiverio, lo que reduce su esperanza de vida. Asimismo, su alimentación, espacio y temperatura no pueden ser replicados adecuadamente en un entorno doméstico, lo que agrava su sufrimiento.
En Tlaxcala, se ha identificado que el comercio ilegal de fauna silvestre se concentra principalmente en mercados informales. Ante esta problemática, las autoridades llaman a la ciudadanía a denunciar la posesión y venta de estas especies al número de emergencias 911 o directamente a PROFEPA.
Finalmente, las autoridades hacen un llamado a la reflexión: los animales silvestres no son mascotas. La mejor forma de protegerlos es respetar su hábitat natural y rechazar cualquier forma de comercialización.