SANACIÓN EMOCIONAL
‘VALORES’
La siguiente historia que te voy a contar, en lo personal, me conmovió. Estoy seguro de que a ti también te conmoverá. Quizás ya la hayas escuchado o incluso la hayas visto cuando ocurrió. No tengo la fecha exacta ni el lugar, sin embargo, es un hecho real que te pido que compartas con todos aquellos que consideres necesario, ya sea con tus hijos, tus conocidos, familiares o con quien desees hacerlo. Estoy seguro de que ayudará a muchas personas a entender a los demás y a entenderse a sí mismos, logrando que cambien sus conceptos y retomen lo que son los valores en la sociedad.
En una carrera efectuada en unas Olimpiadas, el corredor keniano Abel Mutai iba en primer lugar, a punto de lograr la medalla de oro, pero tuvo una confusión y empezó a bajar la velocidad, pensando que había llegado a la meta. Cuando el corredor español, Iván Fernández, quien iba en segundo lugar, empezó a gritarle a Mutai: «¡Corre! ¡Corre!», pero el keniano no entendía español y seguía avanzando, bajando la velocidad. El español Iván Fernández se detuvo y trató de explicarle que aún faltaba para llegar a la meta, pero al no entender Abel Mutai lo que el español quería decirle, simplemente avanzaba sin comprender. Entonces, Iván Fernández lo empujó, haciendo que el keniano entrara en primer lugar y el español en segundo lugar.
Al ser cuestionado por los periodistas españoles, le preguntaron: «¿Por qué lo hiciste?», a lo que Iván respondió: «No creo que hubiera sido honesto de mi parte aprovechar la equivocación de Mutai». La siguiente pregunta fue: «¿Por qué no aprovechaste y entraste en primer lugar?» A lo que Iván respondió: «Porque tengo la idea de que algún día todos los seres humanos nos apoyaremos y ocuparemos el lugar que nos corresponde en cada situación y saldremos adelante». La siguiente pregunta fue: «¿No te hubiese gustado ser el ganador?» A lo que Iván respondió: «¿Con qué cara me hubiera enfrentado a mis padres y familia cuando ellos me han enseñado lo que es la honestidad y la responsabilidad?»
Cabe recordar que en el momento en que Iván empujó a Mutai, la exclamación de aplausos y admiración del público fue el mejor regalo que pudo haber recibido, y lo que provocó sorpresa en todo el mundo.
¿Qué hubieras hecho tú? ¿Hubieras tenido el valor de reconocer que tu contrario era el ganador? ¿Cuánta gente conoces que ha aprovechado un error de alguien, quien por no tener la suficiente preparación o por ignorancia, se ha aprovechado e incluso ha llegado a quitarles sus recursos materiales, así como cualquier objeto? ¿Te atreverías a reconocer si lo has hecho?
¿Cuántas personas actúan deshonestamente a través de la mentira, el abuso, y lo convierten en malas acciones sin medir las consecuencias del daño que causan, muchas veces conscientes del dolor y las consecuencias que van a ocasionar?
El ejemplo que acabamos de plantear es digno de respeto y de llevar esta enseñanza, principalmente a los pequeños, para que la aprendan y la apliquen en todo momento en su vida.
¿Cuál es tu compromiso? ¿Cuál es tu verdad? Cuando dices una mentira, tú sabes el daño que estás haciendo. Actúa con deshonestidad y ellos también lo harán. Y no te sorprendas si el primero que te mienta o descubras que está haciendo algo deshonroso sea alguien cercano a ti.
¿Qué gran valor es la responsabilidad? Porque de ahí depende que tú conduzcas con verdades y con hechos sostengas lo que dices, puesto que es una relación perfecta que tengas congruencia con tus acciones. ¿Cuánto vas a ganar cuando, al paso de los años, compruebes que valió la pena tu esfuerzo?
Yo creo que todo vuelve a ti. Es una ley que existe. Si haces el bien, todo estará bien. Si haces el mal.
Ángel Morales
Superación Personal
Conferencista Público
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