Juguetes de madera: Un legado artesanal mexicano que perdura en el tiempo
En el corazón de la cultura mexicana, los juguetes tallados en madera son una muestra viva de creatividad, historia y artesanía. Durante generaciones, estos objetos coloridos no solo formaron parte de la infancia de millones de niños, sino que también fueron símbolos de las manos talentosas que los crearon. Sin embargo, en los últimos años, el interés por estos tesoros ha ido desapareciendo, siendo reemplazado por juguetes industriales o electrónicos.
México, conocido por su riqueza cultural y artesanal, ha producido juguetes de madera que destacan por su sencillez y encanto. En estados como Tlaxcala, Tizatlán es una cuna de artesanos que mantienen viva esta tradición, mientras que en Huamantla, durante esta temporada, frente al Museo Nacional del Títere, aún se pueden admirar piezas emblemáticas como el trompo y el valero, junto al tradicional títere. Estos objetos no solo sirven para adornar y aportar un lugar para fotografiar, sino también para admirar, cada uno con su propio significado y atractivo.
El trompo, quizá uno de los juguetes más populares, consiste en una pieza cónica de madera con una punta metálica que, al enrollarle un cordel y lanzarlo con destreza, gira sobre sí mismo. Jugar con él requiere habilidad y práctica, pero sobre todo, fomenta la paciencia y la creatividad al intentar realizar diferentes trucos.
Por otro lado, el valero es un juguete de destreza formado por un palo y una esfera de madera hueca unida por una cuerda. El objetivo es insertar el palo en el agujero de la esfera, lo que representa un desafío que despierta la coordinación y la perseverancia de quien lo juega.
Finalmente, el jojo, compuesto por dos discos de madera unidos por un eje y una cuerda enrollada, es un juguete que, al ser lanzado y recogido, combina movimiento, ritmo y técnica. Este objeto, aunque sencillo, puede ser sorprendentemente entretenido y desafiante.
Estos juguetes no solo son testigos de la habilidad de los artesanos mexicanos, sino también de un pasado en el que la imaginación y las manos guiaban la diversión. En esta temporada navideña, donde los colores y las tradiciones cobran vida, regalar un juguete de madera no solo es un acto de nostalgia, sino también una forma de honrar nuestra cultura y transmitirla a las nuevas generaciones.
En varios lugares de Tlaxcala, los artesanos trabajan con dedicación para que estos juguetes sigan siendo parte de nuestras historias. Rescatar esta tradición no solo implica adquirir un objeto, sino llevarse un pedazo de México en las manos: un recuerdo vivo que habla de identidad, creatividad y el legado de nuestra cultura.