Marcó el inicio del sincretismo cultural y religioso en el territorio mesoamericano
El 25 de diciembre de 1519, Tlaxcala fue testigo de un evento que marcaría el inicio de una tradición religiosa y cultural en el territorio que hoy conocemos como México: la celebración de la primera Navidad en estas tierras. Este acontecimiento, realizado por los conquistadores españoles, fue encabezado por Hernán Cortés y su ejército, junto con la participación de fray Bartolomé de Olmedo, quien ofició una misa solemne para conmemorar el nacimiento de Cristo.
En ese momento, los españoles habían establecido una alianza estratégica con la Confederación Tlaxcalteca, quienes buscaban derrotar a sus enemigos mexicas. Dentro de este marco de cooperación, los tlaxcaltecas permitieron la realización de esta primera celebración religiosa cristiana en su territorio. Según Diego Muñoz Camargo en su Historia de Tlaxcala, este evento marcó el inicio del intercambio cultural y religioso que definiría las relaciones entre los pueblos indígenas y los españoles.
La misa navideña, oficiada por fray Bartolomé de Olmedo, se llevó a cabo de manera sencilla debido a las limitaciones del campamento español. Aunque los tlaxcaltecas no comprendían del todo el significado de la celebración, algunos participaron como observadores, sentando las bases para la introducción de tradiciones europeas.
Luis González Obregón, en su obra Navidad en México, señala que esta primera misa simbolizó el inicio de la evangelización formal en el territorio mesoamericano, un proceso que más tarde incluiría la enseñanza del catecismo y la adopción de prácticas como las posadas y los nacimientos.
Con el tiempo, Tlaxcala se convirtió en un modelo de evangelización para otras regiones de Nueva España. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) destaca que las primeras tradiciones navideñas traídas por los españoles, como las misas de aguinaldo, los nacimientos y las pastorelas, se adaptaron a las culturas indígenas, generando un sincretismo cultural único.
Bernal Díaz del Castillo, en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, menciona cómo las actividades religiosas realizadas por los españoles durante la conquista buscaban no solo reafirmar su fe, sino también ganar la confianza de los pueblos indígenas.
La primera Navidad celebrada en Tlaxcala no solo fue un acto religioso, sino también un momento fundacional que marcó el inicio de una tradición que perdura hasta nuestros días. Este evento sentó las bases para la integración de costumbres navideñas en la cultura mexicana, transformándose con el tiempo en una de las festividades más significativas del país.