Desde las afueras de una iglesia, pasando por ferias, plazas y parques cívicos, los miércoles y fines de semana es común encontrar puestos con huacales que guardan en su interior el tradicional Pan de Fiesta. Este pan, que se vende por pares, suele acompañarse con la tradición de ofrecer un pequeño pedazo de piñón, nata o nuez antes de concretar la compra.

Pero, ¿De dónde y cómo surge este alimento? Su origen se remonta al siglo XX en las regiones del centro del país, especialmente en México, Puebla y, por supuesto, Tlaxcala. En sus inicios, era conocido como «Pan de Burro», ya que se transportaba con la ayuda de estos animales.

En Tlaxcala, existen zonas reconocidas por elaborar los mejores panes. Aunque podría parecer que hay una rivalidad entre San Juan Huatzinco y Totolac, la realidad es que ambas localidades son valoradas por su excelente Pan de Fiesta, siendo motivo de orgullo para la región.

Desde la entrada principal a Totolac hasta el centro de San Juan, es posible encontrar diversos puestos y establecimientos que ofrecen una gran variedad de sabores, como vainilla, piñón, nuez o nata. Estos panes destacan no solo por su singular sabor, sino también por sus múltiples usos y formas de combinarse, como el famoso «Pan con Helado». Además, su papel en tradiciones como el pedimento de mano con canastos llenos de pan reafirma que Tlaxcala, además de ser la cuna de la nación, es también la cuna del Pan de Fiesta.

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