Este siete de enero se cumplieron 18 años de aquella inolvidable faena e inmejorable trincherilla que ejecutara Rodolfo Rodríguez “El Pana” a Rey Mago en la Monumental Plaza México.

Aquel momento que catapultó su carrera y refrescó al Brujo de Apizaco para dar una larga gira del adiós, todo gracias a que los astros se alinearon con el último romántico de la fiesta brava al lado del bravo ejemplar de Garfias.

La tarde del 7 de enero quedó confirmado por decenas de cronistas taurinos la equivocación de empresas y toreros que le dieron la espalda a El Pana, pues la plaza, a pesar de no estar a su máxima capacidad, se convirtió en un hervidero de emociones para los que ahí estuvieron presentes.

Pues aquello torero que le dijo adiós a los ruedos el dos de junio del 2016, logró sacar lo mejor de su repertorio, con toreo en alto y a media altura, con lances y pases que hoy por hoy las nuevas camadas de toreros han olvidado.

Rey Mago, sorteado con el número 27 de la casa brava de Garfias, fue quien completó la dupla perfecta para hacer de esa faena, un momento que quedó grabado en la historia y en esculturas y pinturas de artistas tlaxcaltecas e incluso nacionales, donde se plasmó la trinchera, antesala de lo que fue toda la faena de El Pana a Rey Mago.

Pero no solo fue la faena, partió plaza muy a su estilo, con un desplante en el centro del redondel, con su interminable puro, el capote de paseo sin liar y con un terno lleno de serpentinas y confeti.

Otra de las peculiaridades de aquel día, fueron los dos brindis, ambos llenos de emotividad.

Uno para los “torerillos” que se quedaron en la legua, que no pudieron llegar a cristalizar el sueño de vestirse de luces y el otro, para las damas que acompañaron al Brujo de Apizaco en sus noches de soledad.

Este último causó revuelo en medios de comunicación, prensa escrita e incluso en la trasmisión televisiva en vivo que en su momento se llevaba a cabo.

Luego de esta mítica tarde, renació el último romántico de la fiesta brava, viajó a España y a distintas plazas de la república hasta que el uno de mayo del 2016, un toro de nombre Pan Francés, fuera el encargado de herirlo en Ciudad Laredo, Durango.

Heridas que no pudo superar y llegó a su fin la magia del Brujo de Apizaco un dos de junio del mismo año.

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