Dicen que el tercer lunes de enero es el más triste del año, algo así como un mix de estados de cuenta en tarjetas de crédito por las compras navideñas, días fríos y nublados, la ineludible cuesta de enero, así como el regreso a las actividades laborales y escolares, todo ello se conjuga para pintar nuestras vidas de un azul tan intenso que ni Picasso en su etapa más melancólica lo habría imaginado, pero, ¿realmente necesitamos un día específico para cargar con esta tragedia ensamblada cual cortina de humo fabricada por cierta televisora allá por los 90´s?
El mito del «Blue Monday» no es más que un cuadro mal pintado con las acuarelas de un publicista encargado de promocionar una agencia de viaje, como si nuestra tristeza pudiera calendarizar, como los descuentos en electrodomésticos, eso no es lo malo, el problema es que muchas personas se aprovechan de esa situación y ahí estamos nosotros, consumidores de emociones prefabricadas, comprando la idea de que este lunes es el Titanic emocional del año.
Este concepto vió la luz en 2005, no en el seno de un laboratorio de psicología experimental, sino en la oficina de una agencia de viajes, así como lo lees, ese destino invernal de tus pesares fue diseñado para venderse boletos de avión y escapadas a playas paradisíacas, no fue un psicólogo el encargado de esto, sino un publicista con un marcador azul, quien decidió que enero necesitaba un empujoncito comercial ya que toda la magia de la navidad ha llegado a su fin.
Y ahí estás, en el sofá, preguntándote si de verdad te sientes tan triste como dicen que deberías, tal vez porque no estás en la playa y porque enero tiene la habilidad de parecer durar como 100 días, algo así como esas obras de gobierno que empiezan cuando va a acabar el sexenio y que la autoridad que inicia no piensa terminar, ahora, dejemos algo claro: sentirnos un poco apagados no es culpa de un lunes azul, sino de la vida misma, en gran medida nuestro estado de ánimo oscila entre el cero y la nada si nuestras condiciones estructurales no parecen mejorar.
Decir que un día en particular es el más triste del año es tan absurdo como asignarle una fecha específica al día más feliz (que aunque no lo creas, también existe), sería como pensar que solo llueve los martes o que la luna solo se ve bonita en octubre; la tristeza, al igual que la felicidad no siguen un calendario ni pide permiso para estar, y lo más sorprendente es que está más vinculada a las cosas que hacemos o dejamos de hacer, que con lo que nos marque un calendario, hasta me recordó a Garfield que odiaba los lunes.
Así que la próxima vez que alguien te diga que es el «Blue Monday», que siendo honesto, muchas veces quienes más replican este discurso son personas que están intentando venderte algo “para que dejes de sentirte mal” piensa: ¿realmente un día puede ser tan triste como para que todos lo compartamos? o mejor aún, ¿alguien nos está queriendo ver la cara de (inserte su insulto favorito)?porque si de algo estamos seguros es de que todos los días pueden ser tan buenos o malos como los sean nuestras condiciones sociales sumadas con las cosas que decidamos hacer o no, y ya siendo más fríos, eso sí suena triste, y no, no depende del calendario
Espero que estas líneas te sean de ayuda y te permitan comprender que no hay nada de malo con sentirte triste hoy, ya que dicha tristeza puede repetirse mañana o no, y nada cambiaría, esta sensación puede presentarse por las cosas que nos viene pasando desde días atrás o bien por la preocupaciones de lo que haremos mañana, y que una vez que sepas esto no tengas que realizar ninguna compra para intentar sentirte mejor, porque a manera de spoiler, puede que tenga el efecto opuesto, pero recuerda… puedo estar equivocado.
Por: El Psicólogo Carlos