Bajo la sombra del imponente Palacio de Cultura de Tlaxcala, el jardín se convirtió en un refugio sonoro y emocional. Allí se activó la pieza colaborativa “Mujer, voces del corazón”, un proyecto liderado por la Teresa Álvarez que reunió las voces de 64 mujeres de distintas edades y lugares, misma que tejió una red comunitaria femenina sin fronteras.

Este archivo sonoro, que abarca experiencias de mujeres de Tlaxcala, Puebla, Perú, Colombia y la Ciudad de México, capturó una misma frase repetida por todas las participantes, pero impregnada de sentimientos tan diversos como la vida misma: nostalgia, amor, alegría, resentimiento, y la profunda ausencia de quienes ya no están. Las voces, que oscilaban entre los 5 y los 68 años, narraron el universo íntimo de cada mujer, evocaron memorias que conectaron con el alma de quienes escuchaban.

Durante la activación, algunas participantes expresaron que el proyecto superó sus expectativas, ayudándolas a conectar con otras mujeres de maneras profundas e inesperadas. “Nos involucras de una manera muy bella”, comentó una de ellas, reflejo cómo este ejercicio resonó más allá de las palabras, pues tocó fibras que a menudo permanecen silenciadas.

Abel Benítez, de La Colmena, celebró la sensibilidad del proyecto y destacó el valor de trabajar con “los tesoros del alma” de las participantes. “Somos esencia y resistencia”, añadió otra de las mujeres que participó, en un gesto que recordó la fortaleza inherente a las mujeres y su capacidad de transformar emociones en comunidad.

Mitlzin Sarmiento, una de las voces, subrayó la importancia de escuchar en colectivo en un espacio público como el centro de la ciudad. “Es un regalo muy grande”, mencionó, al tiempo que invitó a todas las mujeres presentes a convertirse en embajadoras de futuras convocatorias para expandir esta red de voces y emociones.

Por su parte, durante su intervención, Teresa afirmó que seguirá trabajando en proyectos sonoros que abarquen y ocupen espacios públicos, con el propósito de crear y apreciar arte en colectividad. Destacó, además, su compromiso de resaltar la voz de las mujeres como una herramienta poderosa para conectar y transformar espacios.

La presentación, realizada en el jardín del Palacio de Cultura, evocó tiempos antiguos en los que las personas se reunían alrededor del tlecuile para escuchar historias en comunidad. Este acto, que rescató el valor de la colectividad y el compartir, se convirtió en una metáfora de remembranza de aquellas tardes y noches donde el calor del fuego y la palabra unían corazones.

Cabe resaltar que este proyecto colectivo estará disponible para el deleite de todo aquel que visite el jardín sonoro del palacio de cultura durante un mes. Mujer, voces del corazón no es solo una pieza sonora; es un testimonio vivo de que, a pesar de las diferencias, las emociones y experiencias de las mujeres pueden entretejer una red poderosa de aprendizaje, amor y resistencia.

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