El muralismo tiene sus raíces en México desde la Revolución, cuando se convirtió en una herramienta poderosa para la expresión social y cultural. Uno de sus principales objetivos fue apropiarse de los espacios públicos, como calles y plazas, para generar mensajes de lucha, resistencia e identidad comunitaria. A través de los años, este movimiento ha evolucionado, permitiendo que diversas generaciones de artistas plasmen en los muros las historias, tradiciones y realidades de los pueblos.

En Tlaxcala, el muralismo ha cobrado fuerza gracias a artistas que buscan transformar su entorno con mensajes visuales que dialogan con la comunidad. Entre ellas destaca Carmen Alvarado Muñoz, conocida como “La Maga”, una muralista nacida en Veracruz pero que ha hecho de Tlaxcala su hogar. Su trabajo se ha expandido principalmente en el sur del estado, aunque también ha dejado su huella en otras regiones de la entidad y en diversos estados del país.

Para La Maga, el muralismo no es solo una expresión artística, sino una herramienta de transformación social. “Nosotros, como transeúntes, somos espectadores del espacio. Tener la capacidad de dejar un mensaje visual sin estar presentes es importante, porque detona un imaginario en las personas que lo ven”, comenta. En un mundo saturado de información visual, el muralismo ofrece una alternativa para llenar las calles con mensajes que inviten a la reflexión y a la identidad colectiva.

Desde su infancia, La Maga sintió una fuerte inclinación por plasmar sus ideas y emociones a través del dibujo. Con el tiempo, perfeccionó su técnica hasta llevarla a los muros, convirtiéndose en una de las muralistas más destacadas de la región. Actualmente, dedica parte de su tiempo a fomentar la creatividad visual en las infancias a través de talleres de los Semilleros Creativos en Acuamanala. Para ella, es fundamental despertar la imaginación de los más pequeños y enseñarles que el arte es un medio de expresión accesible para todos.

Durante la entrevista, resaltó la importancia de adaptar los métodos de enseñanza a las necesidades individuales de cada persona. “Los planes de estudio son muy cuadrados, y no todos aprenden de la misma forma. Yo, por ejemplo, necesitaba colores y figuras para entender los temas. Hay muchas personas que desde pequeños se inclinan por la ilustración y las imágenes para proyectar sus ideas, pensamientos y sentimientos”, explica.

El trabajo de La Maga es un reflejo del poder del muralismo como un medio de comunicación que no solo embellece los espacios, sino que también fortalece la identidad y la memoria colectiva de las comunidades. Su labor en Tlaxcala es un ejemplo de cómo el arte puede transformar el entorno y sembrar en las nuevas generaciones la inquietud por contar sus propias historias a través del color y la imagen.

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