Muéganos Miguelito: una tradición que endulza generaciones en Chiautempan

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Fundado por Miguel desde su infancia, este legado familiar ha mantenido la esencia del muégano tradicional.

En Chiautempan, un municipio reconocido por su industria textil, existe otro legado igual de arraigado: la tradición de los muéganos. Entre el aroma del piloncillo y la calidez de un horno encendido, se encuentra la historia de Muéganos Miguelito, un dulce que ha perdurado por más de un siglo y que sigue conquistando paladares dentro y fuera de Tlaxcala.

El origen de este emblemático postre se remonta a la infancia de Miguel, un hombre cuya vida estuvo ligada a la dulzura de los muéganos desde los ocho años. “Lo cual él inicia con su padrino a los ocho años… después de la escuela regresaba y se iba a su oficio”, recuerda su hija Carmen González con la emoción de quien ha crecido entre harinas, moldes y la inconfundible miel espesa que baña cada pieza. Con el tiempo, Miguel perfeccionó la receta, formó su familia y transmitió su pasión a sus hijos, quienes aún conservan su enseñanza más valiosa: “El amor y el trabajo son la vida”.

Sharon, nieta de Don Miguelito sigue con la herencia familiar.

El proceso de elaboración de los muéganos no ha cambiado con el paso de los años. Todo comienza con la mezcla de harina, huevo, leche en polvo y manteca, que se transforma en una masa suave y uniforme. Luego, se cortan pequeñas piezas rectangulares, se hornean hasta adquirir un dorado perfecto y, finalmente, se bañan en piloncillo, el ingrediente que les da su sabor característico. “Todo eso hay que hacerlo con mucho amor”, enfatiza la heredera de esta tradición.

Pero la historia de Muéganos Miguelito no solo es de tradición, sino también de innovación. Imagina un viaje en el tiempo donde lo clásico se encuentra con lo inesperado: así han sabido reinventarse sin olvidar sus raíces. Desde el delicioso plátano revolcado en tierra de muégano hasta los refrescantes frappes y el sorprendente pulque pie, cada creación es una muestra de pasión y evolución. Y, por supuesto, siguen deleitándonos con sus inigualables muéganos entre obleas, un clásico que nos transporta a la esencia de lo auténtico.

Carmen González, hija de Miguelito.

Más allá de su inconfundible sabor, los Muéganos Miguelito son el reflejo de una historia de esfuerzo y dedicación. Son el recuerdo de un hombre que, con su trabajo, dejó un legado que hoy sigue vigente, uniendo generaciones a través de un dulce que resiste el paso del tiempo.

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