Sanación Emocional – Reflexión

Estamos ante una realidad que no podemos ocultar: la inseguridad, la violencia y el abuso están presentes no solo en nuestro estado, sino en todo nuestro país. Tal parece que ya no deberíamos sorprendernos por los comentarios que aparecen en Facebook todos los días, donde se denuncian acciones de represión, injusticias sociales e inseguridad marcada en todos los ámbitos. Niños, niñas, jóvenes y adolescentes sufren las consecuencias de un entorno donde los secuestros, desapariciones y actos aberrantes causan dolor y enlutan a muchas familias.

Se creía que teníamos un país con más control, sin embargo, es doloroso ver cómo en diferentes estados cada día desaparecen personas, se encuentran cuerpos de asesinados e incluso con huellas de tortura. Nada de esto debería ser parte de una sociedad. Si preguntáramos a nuestros dirigentes nacionales, a los encargados de la seguridad, a los altos mandos, ya sea a nivel república, estado o municipio, ¿cuál sería la respuesta que podrían dar a la sociedad mexicana?

La realidad es muy cruel cuando se han descubierto lugares como el Rancho Izaguirre en Jalisco, con hornos de incineración clandestinos, donde no solo existían el dolor y la tortura, sino que además llenaban a familias enteras de angustia, tristeza y desesperación, causando temor y miedo en el país. Ya no solo es el descubrimiento de sembradíos de drogas ni el consumo excesivo de sustancias; ahora nos damos cuenta de que estamos totalmente en manos del crimen organizado, y tal parece que las autoridades lo ignoran o lo encubren.

No es novedad que desde hace muchos años ha existido el encubrimiento de acciones ilícitas. Lo más preocupante es saber que estamos enfrentando una condición de inseguridad total, dejándonos en riesgo no solo de un robo o un asalto, sino también de desapariciones, secuestros y levantamientos. Ya no es solo un problema de la élite económica, sino que se ha generalizado en todos los niveles, causando miedo entre las familias.

Debemos ser conscientes de lo que estamos enfrentando y viviendo. De manera individual, tenemos que hacer todo lo posible para despertar conciencias en nuestros seres queridos, ejerciendo acciones de protección y seguridad para todos. A veces es difícil que los adolescentes comprendan el peligro que corren, pero debemos hacer lo necesario por su seguridad y nuestra tranquilidad. Es momento de asumir la responsabilidad de cuidarnos mutuamente, aceptando cambios que se conviertan en medidas de protección y seguridad.

La vida no tiene precio, y solo nos damos cuenta de ello cuando alguien cercano está en riesgo. Cuando hablamos de salud, podemos aceptar las dificultades porque son parte de la vida, pero cuando hablamos de los peligros que mencionamos antes, debemos actuar con urgencia. Es necesario que el sistema judicial y policial implemente mecanismos efectivos en beneficio de la sociedad y que las autoridades sean conscientes de que sus propias familias también están en riesgo. Nadie está exento del peligro que nos rodea.

Es momento de comprender que la libertad no es libertinaje y que, desafortunadamente, en cada rincón del país existen grupos organizados para delinquir. Sus acciones nunca tendrán buenas intenciones.

Solo podemos convertirnos en mecanismos de defensa si implementamos en nuestra familia orden, disciplina y responsabilidad como una base protectora. Como sociedad, debemos prepararnos para enfrentar situaciones difíciles como las que se presentan actualmente. Una forma de prevenir el peligro es la integración familiar, fortaleciendo los lazos de comunicación que nos permitan mayor cercanía y confianza, especialmente con los jóvenes. Ellos deben sentirse en libertad de hablar sobre los peligros que los acechan, como el alcohol o las drogas, que pueden poner en riesgo sus vidas.

Hemos sido testigos de ejemplos trágicos, con desenlaces dolorosos, como los acontecimientos recientes en nuestra entidad, consecuencia de la vinculación con organizaciones criminales. Debemos prevenir por nuestra paz, armonía y tranquilidad.

Es importante que tú, como madre o padre de familia, supervises lo que tus hijos publican en redes sociales y a quiénes tienen como contactos. Actualmente, estos son los medios que utilizan las personas dedicadas a la delincuencia para ganar la confianza de jóvenes, quienes, sin darse cuenta, pueden proporcionar información que los ponga en riesgo.

Ángel Morales

Superación personal
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