El Convento de Padre Jesús no solo es un testimonio del mestizaje religioso y cultural que define a México
En el corazón del municipio de Chiautempan, Tlaxcala, el Convento de Padre Jesús guarda secretos que se remontan a tiempos prehispánicos. Según el cronista Jesús Cortés Ilhuicatzi, bajo sus muros aún subsisten huellas de lo que alguna vez fue un Teocali dedicado a la diosa Toci, “nuestra abuela”, una deidad fundamental en el imaginario prehispánico.
El cronista relata que en uno de los muros exteriores puede observarse el perfil de una mujer con un tocado, mirando hacia lo que aparenta ser una base piramidal. Se trata, posiblemente, de una representación de la propia diosa Toci. Estas imágenes están esculpidas o delineadas en piedras que, según Cortés, formaron parte del basamento original del templo prehispánico. Posteriormente, estas mismas piedras fueron reutilizadas por Fray Martín de Valencia para levantar el convento que hoy conocemos.
Dentro del templo aún se conservan fragmentos de pinturas rupestres, vestigios que refuerzan la narrativa del cronista. En ellos pueden distinguirse elementos propios de códices antiguos, figuras simbólicas y trazos que evocan la cosmovisión indígena anterior a la colonización.
“Todo esto es muestra de lo que fue en otro tiempo y en otro momento este convento”, señala Cortés, al resaltar la fusión entre lo sagrado indígena y lo católico que se manifiesta en cada rincón del recinto.
Un fenómeno particular ocurre durante el equinoccio de primavera: la luz del sol entra por la parte central del templo y recorre el pasillo hasta llegar al altar, marcando con precisión el lugar donde se habría erigido originalmente el teocali. Este evento solar es una pista más de la orientación astronómica que tenía la antigua construcción prehispánica y que fue conservada, quizás de manera intencional, en la arquitectura del actual convento.
Así, el Convento de Padre Jesús no solo es un testimonio del mestizaje religioso y cultural que define a México, sino también un portal que conecta el presente con un pasado profundamente espiritual.