Para muchos, la historia del circo en México comienza desde tiempos prehispánicos cuando tenían lugar exhibiciones de acróbatas y contorsionistas; la evidencia de estos espectáculos son las figuras encontradas en la zona arqueológica de Tlatilco.
Sin embargo, los primeros profesionales con el título de Circo surgieron durante tiempos de la Colonia, cuando llegaron estos espectáculos desde tierras españolas, estas constaban de lo que hoy en día se conoce como alambristas, malabaristas, contorsionistas y algún “animal exótico”.
A pesar de que 1809 el país vivía un clima de incertidumbre a causa de los ejércitos napoleónicos, los circos darían inicio a la “modernidad” gracias al empresario Philip Lailson responsable de traer el “Real Circo de la Equitación”.
Cuando en 1941 los artes circenses conquistaron a la población, surgió la primera compañía mexicana ”El Circo Olímpico” convirtiéndose en el más grande y popular de su tiempo ya que llegó a tener cerca de 300 empleados, presentándose en todo el país.
Fue durante el siglo XIX que los grandes circos mexicanos nacieron: el Circo García Hermanos, el Circo Orrin, entre otros. El más afamado fue el Circo Atayde creado en 1888, aunque después de su consolidación se vio obligado a dejar el país a causa de la Revolución, regresaría tras el fin de este evento, ocupando el lugar con el que se le conoce hasta la actualidad.
El siguiente hito para los circos mexicanos se presentaría hasta el 2014, cuando la Cámara de Diputados aprobó la ley que prohibiría el uso de vida silvestre en estos espectáculos. En la actualidad se estima que existen 450 circos en el país que se presentan de manera intermitente a lo largo de su territorio.
Teniendo en cuenta la aportación cultural que los circos tienen dentro de la sociedad, la Federation Mondiale du Cirque, busca su preservación mediante la conmemoración del Día Mundial del Circo cada tercer sábado del mes de abril.