Previo a la llegada de los españoles, en el estado de Tlaxcala se tenían dos lenguas principales: el náhuatl y el otomí y aunque muchos de ellos se conservan en su forma más pura dentro de los nombres de sus municipios, el español se convirtió en el idioma oficial del territorio mexicano.
A pesar de esto, los tlaxcaltecas gracias al papel jugado dentro de la conquista, para muchos son los principales responsables de lo que se conoce como “aztequismos”; palabras con una estructura fija cuyo significado no es deducible por cómo están conformadas.
Algunos ejemplos de estas palabras son: jícara, memela, itacate, metate, escuincle, entre otras. Las estimaciones de múltiples estudiosos de la lengua aseguran que más de 4 mil palabras provenientes de estos “aztequismos” continúan siendo una parte activa del lenguaje vigente en el país.
Si a esto se suma, que de acuerdo con las estadísticas los hispanohablantes solo utilizan 5% de las palabras que conocen, es decir, entre mil y mil 500 palabras, no es difícil darse cuenta del impacto monumental que representan los “aztequismos” para México y el idioma español.
El español es la lengua oficial de 21 países, por lo que no es sorpresa que forme parte de los días oficiales dedicados a las lenguas que la ONU promueve desde el 2010 a fin de reconocer la riqueza cultural e histórica de las lenguas. A pesar de los extensos debates que rodearon la selección del día, al final se optó por que cada 23 de abril se conmemorara el Día de la Lengua Española, coincidiendo con la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra, Garcilaso de la Vega y Teresa de la Parra; figuras importantes para la literatura en este idioma.