Una tradición viva entre los albañiles

Este 3 de mayo se conmemora el Día de la Santa Cruz, una fecha profundamente arraigada en la tradición católica y que, en México, ha cobrado un significado especial para los trabajadores de la construcción. En varias comunidades del estado de Tlaxcala, la costumbre de colocar una cruz al iniciar o colar una obra sigue vigente, acompañada de rituales que mezclan fe, gratitud y sentido comunitario.

En zonas como Zacatelco, Tepeyanco y otras partes del estado, los albañiles colocan una cruz adornada con flores en lo alto de las estructuras en construcción, como una forma de pedir protección divina durante el trabajo y agradecer por la obra. La ceremonia suele ir acompañada del estallido de cohetes, oraciones y, en muchos casos, la presencia de un “padrino del colado”, quien ofrece refrigerios como refrescos, galletas o incluso comida para los trabajadores.

Esta figura del padrino no solo cumple un rol simbólico, sino que también refuerza los lazos de solidaridad entre quienes participan en la obra. La elección del padrino puede ser entre los mismos trabajadores, los dueños de la obra o personas cercanas a la comunidad.

El Día de la Santa Cruz tiene su origen en la tradición católica que conmemora el hallazgo de la cruz donde murió Jesucristo, según la leyenda encontrada por Santa Elena, madre del emperador Constantino. En México, esta celebración se fusionó con prácticas locales y adquirió un carácter especial entre los albañiles desde la época virreinal, quienes adoptaron la cruz como símbolo de protección ante los riesgos del trabajo en construcción.

Aunque en algunas regiones esta costumbre ha disminuido, en Tlaxcala continúa viva, recordando la conexión entre lo espiritual y lo cotidiano. Para los albañiles, colocar la cruz no es solo un acto de fe, sino también una forma de reconocer su oficio, pedir seguridad y celebrar su identidad como constructores.

“Nosotros no trabajamos un 3 de mayo sin antes poner la cruz y echar aunque sea unos cohetes. Es tradición, pero también es respeto a nuestro trabajo y a los que ya no están. Es como pedir permiso a Dios para seguir construyendo sin peligro”, comenta don Ignacio, albañil con más de 30 años de oficio en el municipio de Zacatelco.

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