La intención de esta columna es compartir las cotidianidades que nos envuelven, de las que somos parte y hacemos tejido hasta convertirlas en tradiciones, costumbres o simples maneras de ser y hacer, lo que no es necesariamente lo que debería ser. La crítica y la reflexión de complejidades, sencilleces, atrocidades y otras sorpresas podrían quizá coadyuvarnos a repensar y sobre todo a cambiar lo que nos afecta negativamente.
La infancia, unas letras…sólo para acompañar el café o lo que sea…
Por segunda vez nos encontramos… con el gusto de saludarles y damos la bienvenida al mes de mayo, memorable siempre, con la oportunidad de celebrar, reconocer, reivindicar cosas agradables, eventos y personas , desde la conmemoración del Día del Trabajo, la celebración del día de la Madre hasta el día de la Maestra y el Maestro, hay oportunidad de comprar flores de muchos colores, dulces, peluches y una lista interminable de posibles obsequios así como de opciones de descanso o recreación, lo que es bueno con sus debidas contenciones.
Pero en este momento los invito a reflexionar, recordar o simplemente imaginar sobre una parte vital del desarrollo humano: la infancia, de la que tendremos dulces o amargos, muchos o pocos recuerdos y experiencias tan únicas que aun precisando en eventos tan sistemáticos y repetitivos como la alimentación en los primeros meses de nacimiento, seguramente no los recordaremos, pero sí tendrán un significado, valor y forma que solo cada uno puede dar y compartir.
Ante los múltiples escenarios de la llamada infancia, podemos hacer variadas narrativas, hay eventos comunes y asociados a la propia familia, las extensiones de apoyo o redes e incluso las instituciones, ojalá y todas fueran positivas, circunscritas de afecto, cuidados, paciencia… con una visión de futuro halagadora y por qué no hasta triunfalista.
Algunas, tuvimos la oportunidad y privilegio de recibir afecto desde los cálidos brazos de nuestras abuelas, otros quizás no, tal vez lo recibimos de nuestras tías, nuestros hermanos y hermanas mayores, pero bien es cierto que en esos primeros momentos de nuestra existencia que ni siquiera recordamos se pautaba ya el valor de nuestra vida.
¿Por qué expreso lo anterior? … porque la vida humana es invaluable pero la hemos asociado con la necesaria acumulación y uso de bienes materiales que van desde la alimentación hasta la educación y escolarización que cómo sabemos tiene un costo a veces es tan alto o tan difícil y complicado que no todo se logra tener o no se logra tener todo lo que se tuviera; escuché hace algunos años a una amiga de ascendencia extranjera decirle al médico pediatra que atendía su pequeño que por favor tuviera muchísimo cuidado porque dentro de su religión los niños son muy valiosos y el médico le respondió que los niños son valiosos dentro y fuera de todas las religiones y yo le agregaría que los niños son valiosos dentro fuera de las religiones, de los grupos familiares, de las clases sociales, de los grupos y colectivos humanos así como lo estratos de organización social y económica, la infancia debe ser la parte en mente que provea a nuestra vida cotidiana pequeños impulsos de fe, de amor, de esperanza para continuar en este mundo.
También, recordaba que gracias a los medios de comunicación digitales y de las redes sociales hoy, nos es mucho más fácil y accesible conocer lo que ocurre en los diversos espacios y momentos de la vida humana en sociedad y hemos tristemente podido ser testigos de situaciones de enorme gravedad que culminaron con el breve momento que llamamos la infancia, a veces llena de dolor, de injusticia de nefastas e inhumanas acciones sobre los más pequeños, de quienes su valor es simplemente imposible de negar.
Basta solo recurrir a ciertas plataformas, para encontrar ejemplos de estas situaciones desgraciadas, esta mañana sin propiciarlo siquiera se presentó ante mí, una entrevista a una activista y luchadora social llamada Frida Guerrera, quién expuso el triste caso conocido como la Niña de las calcetitas rojas y compartió algunas frases que fueron parte de este triste momento provenientes del fiscal del caso, quien señalará que la pequeña en mención había sido utilizada y basureada, desde el primer momento de su existencia… ¿quién espera ocurra eso a una menor? … qué triste, lamentable y de manera desafortunada se repite tan frecuentemente que deberíamos de dejar de llamarnos humanos, Frida Guerrera, comparte que esa pequeña fue feliz aún con las condiciones desafortunados de su contexto y creo que eso es lo que pasa con cada Infante, cada pequeño o pequeña expresan felicidad aun en contextos degradantes y dolorosos, por lo que no debemos permitirnos obviar los nefastos actos de violencia hasta ser percibidos como naturales.
Es por ello que quiero recuperar el espacio de la infancia para la propia infancia, cuidemos los momentos y los espacios de felicidad, hasta hacerlos perennes, para que siempre nos recuerden nuestros orígenes en forma positiva y alegre.
Pensemos en los infantes como seres, en desarrollo, en búsqueda de… reconocemos que son dependientes, tanto por naturaleza como por cultura, pero no son adultos pequeños y menos se debe pensar en la infancia como analogía de la adultez de los idiotas, cómo si el ser niño fuera sinónimo de ser tonto, los niños y niñas no son ni tontos ni tontas son inexpertos, aprendices, principiantes.
Esta manera de pensar, errónea , los minimiza y lleva a procesos discriminatorios constantes, en los que se les descalifica porque simplemente son niños y no podrán ni hacer ni ser nada bien, permitiéndoles o impidiéndoles realizar actividades, ya sea porque se consideren complejas para los infantes o como muy sencillas, el asunto es que simplemente no podrán realizarlas, solemos observar a nuestros infantes no como pequeñas personas en desarrollo sino como individuos casi adultos poco ajustados a un sistema.
En otro orden de ideas y hablando de sistemas, que mejor que asegurar a nuestra infancias, sistemas sanitarios y de salud, que les asegure la atención a la salud física y emocional en las mejores condiciones, por ejemplo dentro de nuestro sistema sanitario desde el año 1998 se realiza de manera obligatoria a todos los recién nacidos en México, el tamiz metabólico neonatal, permitiendo detectar padecimientos de tipo congénito o metabólico que puedan ser tratados oportunamente y prevenir daños irreversibles como es el caso de retraso mental.
Seguramente pocas personas estarán informadas y darán la importancia que esto reviste y darán por hecho que con este tipo de tamiz salvaguardan la salud totalmente, estarán en lo incorrecto, existen otros estudios que son invaluables para asegurar la salud de los recién incorporados a este mundo, también debemos asegurar que el sistema educativo sea lo que debe ser que propicie la formación de ciudadanos independientes, que valoren la vida y las circunstancias con las mismas medidas, con las mismas dimensiones de la vida propia, de tal manera que sea impensable dañar al otro, proveer un sistema familiar, que sin entrar en detalles de cómo debería ser en cuanto a su estructura debe asegurar ese cálido clima, ese soporte fundamental, esa nube que cobije a los infantes y les permita desarrollarse plenamente, además de recordar que los sistemas laborales, aunque parecen lejanos en la infancia, deben considerarse presentes continuos, para poder ofrecer un mejor futuro a los niños y niñas de todos y cada uno de sus hemisferios y latitudes del planeta, de la humanidad, les invito a considerar el aseguramiento en la creación de una Nueva Visión de la infancia, perenne en términos del soporte emocional, el afecto, el lugar seguro para erigir ciudadanos valiosos, equitativos, justos, solidarios y felices.
Regresemos a nuestras infancias, sin importar nuestra edad, llenemos de caramelos nuestra imaginación, de dulces sonrisas, de los apegos, de los amores, de los aromas de nuestras abuelas y tías, de los días de escuela, de los juegos, todos los días que nos tocan vivir.… seamos felices otra vez.