El videojuego también puede ser una herramienta educativa, terapéutica, cultural y transformadora

 

Guillermo Emmanuel Pérez Ramírez, fundador de Tecnologías Ardilleras, encabeza una colectiva que habita en la intersección entre la ciencia, la tecnología, el arte y lo lúdico.

Su propuesta desafía las narrativas tradicionales de la industria del videojuego, apostando por una producción desde la periferia, con enfoque comunitario y protagonismo femenino.

“Cuando pensamos en videojuegos, muchas veces los imaginamos como productos creados en países ricos, por hombres, en escuelas costosas. Nosotros queremos demostrar que es posible hacer videojuegos desde otras realidades desde la periferia, desde lo colectivo, desde lo femenino y juvenil”, explicó Guillermo.

Agregó que la colectiva está integrada por perfiles diversos, tanto en formación como en experiencia: Marlene, filósofa y codirectora del proyecto; Mari y Fanny, artistas visuales; Eli, programadora en jefe y Diana quien es psicóloga.

Y es que el enfoque interdisciplinario ha sido clave para el desarrollo de su primer videojuego, pues actualmente están en la fase final de producción. “Hubo un demo inicial que les permitió familiarizarse con herramientas de desarrollo, el equipo se prepara para lanzar la beta a finales de agosto”.

Se espera que la versión final esté disponible para Android, iOS y PC entre finales de septiembre y mediados de octubre, además del desarrollo de videojuegos, Tecnologías Ardilleras tiene un fuerte compromiso con la divulgación científica y humanística, así como con la generación de redes de colaboración.

“Creemos en la creación de comunidad, por ello, invitamos a todas las personas, sin importar su formación o área de procedencia, a sumarse a este esfuerzo por construir una escena de videojuegos local, diversa y crítica”, afirman.

La apuesta de esta colectiva va más allá del entretenimiento pues se busca entender el videojuego como un artefacto complejo, que articula dimensiones tecnológicas, artísticas y sociales. Para Tecnologías Ardilleras, el videojuego también puede ser una herramienta educativa, terapéutica y transformadora.

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