Se dice que aquellas personas que beban el agua del Pocito, curarán todos sus males
Escondido en el corazón del Estado, a tan solo unos metros de la Basílica de Ocotlán, se encuentra la «Capilla del Pocito» o también conocido como el «Pocito de Agua Santa», templo, que fue edificado para resguardar el agua de un manantial que esconde una de las historias que ayudó a reforzar la identidad y el catolicismo en la población de Tlaxcala.
Y es que según el relato, cuando una peste azotó tierras tlaxcaltecas, la Virgen María se apareció frente al indígena Juan Diego Bernardino, en lo que hoy es Ocotlán; y, en ese momento, le reveló un mantianal de agua milagrosa que curaría a la población de las enfermedades que los azotaban.
Tras está revelación, la Virgen le encomendó buscar un ocote con su imagen, para avisar a los franciscanos y que estos pudieran edificar un templo donde ella fuera venerada, situación que dio origen a la Virgen de Ocotlán, por lo que hoy, a tan solo 400 metros de la Basílica, se encuentra la «Capilla del Pocito», lugar donde se apareció la Virgen.
Con ello, a principios del siglo XX, la Capilla del Pocito fue construida y en ella se pueden apreciar pinturas que narran y plasman estos relatos, a su vez, que de acuerdo a los fieles creyentes, aquellas personas que beban el agua santa del Pocito, se podrán aliviar de sus males.
Hoy, el Pocito de Agua Santa es un lugar más que frecuentado que guarda consigo un profundo valor religioso e histórico, y aunque para muchos, se trata de solo un sitio turístico, para muchos otros, acudir y tomar el «agua santa» representa un momento único que vale la pena realizar.