A pesar de que dentro del plano mundial no existen cifras exactas de como afectan los conflictos armados a la naturaleza, sí existe una vigilancia constante de parte de instituciones gubernamentales y privadas sobre cómo los distintos factores sociales pueden afectar los recursos con los que se cuenta en este sentido.
Un ejemplo de esta situación a nivel nacional son las partidas presupuestales destinadas al cuidado de los recursos naturales o a los daños que dejan desastres que son consecuencia del abandono en que se tiene a la naturaleza.
Es de conocimiento público que este 2025 México destinó el 0.1 por ciento de su producto interno bruto en la protección al medio ambiente, lo cual supone un gran reto para las instituciones dedicadas a este ámbito a la hora de ejercer su labor.
El principal enemigo en lo que va del 2025 para el territorio nacional han sido las lluvias, ya que, en estados como Veracruz, Puebla e Hidalgo, y otras regiones del centro, lo cual incluye a Tlaxcala, dejó consecuencias devastadoras para la población.
En agosto, la entidad tlaxcalteca en su capital presentó encharcamientos e inundaciones, lo que dejó varados vehículos y ocasionó múltiples daños materiales. Los diversos chubascos generaron acumulaciones de 5 a 25 milímetros, pero afortunadamente no existen hechos violentos que contribuyan a estos efectos.
Sin embargo, en otras partes del territorio nacional, los grupos armados y del narcotráfico sí cuentan con una presencia constante y dentro de sus actividades delictivas dañan a la naturaleza: al talar los bosques y dañar la biodiversidad, ya que se apoderan de forma ilegal de estos terrenos para cultivos ilegales, contaminación de agua y suelo pues en la producción de drogas sintéticas se generan una gran cantidad de desechos que no son tratados de la forma adecuada y dañan el entorno en general.
El contexto de que los conflictos de cualquier índole dañan al medio ambiente se extiende a un plano internacional, donde los conflictos armados son parte de diferentes sociedades, y en raras ocasiones se considera el daño de víctimas silenciosas como ecosistemas, mantos, acuíferos o fauna en general.
Con el objetivo de generar conciencia respecto a que los conflictos armados y las actividades delictivas de cierto tipo también tienen como víctima a la naturaleza, cada 6 de noviembre se conmemora, por proclamación de la asamblea general de las Naciones Unidas, el Día Internacional para la prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados.



























