Luis Manuel Vázquez Morales
Tanto en la actualidad como en el pasado, el ámbito de la medicina ha sido de los que más se ha beneficiado por el conocimiento heredado de diferentes culturas. Se adaptó a los cambios de mentalidad y métodos que surgieron a raíz del contacto de dos mundos. Los médicos europeos, formados en la tradición hipocrática y galénica vislumbraron diversas posibilidades terapéuticas con la utilización de la medicina herbolaria de las culturas mesoamericanas.
El ejemplo que demuestra la riqueza de técnicas y procedimientos médicos se encuentra en el códice Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis o Libro de las hierbas medicinales de los indios. Representa las plantas y los usos terapéuticos que se obtiene de cada una. Desde que fue localizado en la Biblioteca Vaticana a principios del siglo XX, es una fuente de consulta tanto para médicos e historiadores.
Las enfermedades han cambiado al mundo, algunas se han quedado y otras han sido erradicadas, pero la enfermedad que sigue afectando al mundo es la mentalidad de las personas. Ya lo decía Satanás en su carta a Miguel y Gabriel, la forma de pensar del hombre es la que lo lleva a vivir en la ingenuidad.
El siglo XXI ha sido marcado por una enfermedad que ha impactado al mundo. Como lo decía Mark Twain, los virus y las bacterias demostrarán la vulnerabilidad y del hombre. Hoy un sector de la sociedad se encuentra expuesto a estos microorganismos, algunos han vencido y otros se han quedado en el camino. Los héroes de bata blanca con su armadura sanitaria los han enfrentado de manera valiente, aun a costa de su vida.
El testimonio de estos personajes indispensables para la sociedad cobra voz en las palabras de la Doctora Dulce María Burgos Cárdenas, directora de la Unidad Médica Familiar No. 20 del Instituto Mexicano del Seguro Social, ubicada en Huamantla, Tlaxcala.
Al cuestionar a la Doctora Dulce, como la conocen sus amigos y compañeros sobre la situación sanitaria que se vive en el mundo y su impacto en la sociedad, su respuesta fue: La situación del sector salud ante la pandemia es complicada. Los procesos de atención, largas jornadas de trabajo, alta demanda de consultas donde los médicos de la unidad deben permanecer con los equipos de protección durante varias horas al día, situación que imposibilita tomar alimentos o descansar.
En este sentido, le ha tocado reorganizar las estructuras de la unidad, esto quiere decir, que muchos servicios que normalmente teníamos en las unidades dejaron de funcionar por la pandemia, se tuvieron que reutilizar espacios para poder instalar consultorios en una sección exclusiva para pacientes COVID, también ha provocado desde cambios estructurales en la plantilla del personal hasta los horarios de trabajo.
Lo extenuante de la situación sanitaria se ha manifestado en que después de laborar por largas jornadas, hay que presentarse a primera hora porque día a día los casos se han incrementado. A pesar de las medidas sanitarias trabadores y compañeros se infectaron de COVID, muchos de ellos gratamente lograron librar esta batalla y pues fallecieron otros tantos. Obviamente es complicado a nivel personal y familiar.
Desde su perspectiva, el impacto social de esta enfermedad es muy grande. “La mayoría de gente que se contagió a dejado de trabajar, han estado aislados e incapacitados, y obviamente sin un recurso económico para poder apoyar a su familia. El impacto llega hasta imposibilidad de acompañar al enfermo y apoyarlo moral y económicamente. Los obreros, empleados y trabajadores informales están desprotegidos al no contar con un servicio de atención médica.
Descansaron a muchos trabajadores, otros tuvieron que trabajar de manera alterna y los que de plano fueron despedidos. Se quedaron sin salario y sin la posibilidad de poder encontrar otro empleo. Existen grandes pérdidas, ya que al dejar de trabajar para las empresas se quedaron sin los servicios de salud que otorga el
instituto, tanto para empleados como a sus familiares. En cuestión de salud, implica que los pacientes asegurados ya sin el servicio tuvieran que recurrir a otro tipo de atención. Por ejemplo, los medicamentos se escasearon y se encarecieron.
En cuanto a mitos y verdades del COVID la doctora Dulce fue muy reservada, por lo que su discurso se enfocó en desmentir la creencia de que si las personas se acercaban a las instituciones médicas ya no saldrían, que si no era COVID se iban a contagiar y en consecuencia perderían la vida. Trató de explicar que es falso que en las instituciones públicas de salud los iban a perjudicar en lugar de ayudar, cosa contraria a lo que está pasando.
Una verdad que ha salido poco a la luz y que para ella es de las más grandes verdades que se debe saber es “que todos los trabajadores de salud hemos redoblado esfuerzos para que la población esté sana, hemos tenido que dejar nuestra vida, nuestras horas de descanso y nuestras vacaciones para poder estar al frente de esta batalla, obviamente es complicado, el equipo de protección forma parte de tu atuendo cotidiano, las jornadas extenuantes, inclusive el tener que alejarse de la propia familia para evitar el riesgo de contagiarlos. Pero otra gran verdad es que muchos compañeros trabajadores de la salud que la gente no conoce han perdido la batalla. Lo que estamos viviendo es una realidad muy cruda”.
A la pregunta sobre el futuro que se vislumbra comento, “hasta el momento todo es incierto, afortunadamente han bajado los números de contagios, sin embargo, siguen llegando pacientes con casos complicados y graves”
Hay que afrontar la nueva realidad de forma positiva. Acostumbrarse o adquirir nuevos hábitos, seguir las recomendaciones. Si se sale hay que usar equipos de protección, lavado de manos, utilizar gel a base de alcohol, cancelar o restringir las reuniones familiares o fiestas, aunque es muy complicado hay que hacerlo. Proteger a las personas vulnerables, no estar en contacto con pacientes con problemas
respiratorios, todo lo anterior y más, para evitar que se siga propagando esta enfermedad hasta que exista una vacuna, mientras hay que cuidarse.
El tema de educar a la sociedad es uno de los aspectos más importantes y en el que más se ha luchado. Es muy complicado fomentar cambios, lograr que las personas incrédulas adquieran una cultura de cuidado. “A estas alturas toda la información que está de moda, todo lo que hemos visto y nos hemos dado cuenta, no ha sido suficiente para poder impactar y hacer conciencia sobre esta enfermedad. Hoy la mayoría de nosotros conoce a alguien que tuvo COVID, o tuvimos algún familiar enfermo o que desgraciadamente perdió la batalla y falleció por esta enfermedad”.
Inesperadamente la doctora Dulce cambio de rol, vivir en carne propia la enfermedad es una experiencia que le marco su vida. Su vocación y compromiso con la salud resplandece al referir que su caso fue muy complejo, pero para ella fue y es más difícil perder a compañeros de trabajo, amigos y familiares. Hoy después de superar la enfermedad está apoyando a los pacientes que lo requieren como una verdadera heroína.
Del otro lado, lo más complicado ha sido hacer entender a la sociedad que una atención médica a tiempo puede salvar la vida. Hay muchas personas infectadas que se esperan para ser atendidos y cuando lo hacen es demasiado tarde y ya no se puede hacer nada por ellos. Esta situación es lamentable, el esperar puede ser muy lamentable. En situaciones como está son muy pocas las historias de éxito.
Finalmente, el mensaje que deja a la sociedad es “seguimos en alerta sanitaria, las autoridades no pueden solas, nosotros también debemos colaborar; hay que seguir las recomendaciones, atender los cuidados personales como el lavado de manos para que pronto podamos regresar a la normalidad que todos deseamos y lo más importante, tener la oportunidad de salir, de estar con la familia para disfrutar, inclusive un abrazo de tus seres queridos”.
Así como esta enfermedad ha exhibido muchas carencias de la sociedad, también ha manifestado la vocación y la bondad de muchas personas, hoy más que pedir hay mucho por agradecer a los médicos. GRACIAS DOCTORA.
luis_clio@hotmail.com @LuisVazquezCa