Por: El Psicólogo Carlos Muñoz

¿Por qué será que nos esforzamos tanto por conquistar a una persona, y cuando lo logramos salimos corriendo porque no creemos estar preparados para enfrentar tal compromiso?

Y es que no vas a dejar mentir apreciable lector, cuántas personas conocemos que se la pasan brincando de relación en relación debido a que no desean permanecer mucho tiempo con alguien, pues le tienen miedo al compromiso, o mejor dicho, a lo que esto implica; esto es mucho más común de lo que crees, todos tenemos un amigo o amiga que atraviesa por esa situación, y si no se te viene ninguno a la mente, lamento decirte que entonces esa persona que teme establecer relaciones formales eres tú, pero como ya sabes que en esta columna no se ofende a nadie, aquí cada quien se pone el chaleco que le va quedando; considero de suma importancia que sepas que al hablar de “compromiso” no únicamente me refiero a la vida en pareja, las personas con esas características regularmente andan así en todos sus aspectos de la vida y más adelante podrás saber por qué, sin embargo, para fines prácticos estas letras sí estarán dedicadas exclusivamente a las relaciones amorosas.

Gran parte de las situaciones incómodas surgen por la manera en como percibimos la realidad, nuestra realidad, por ello y para que no quede lugar a las especulaciones, comenzaremos analizando la definición de diccionario de la palabra compromiso, que es la siguiente: obligación contraída por una persona que se compromete o es comprometida a algo.

 Viéndolo de esa manera creo que en más que obvio el por qué da miedo con el simple hecho de leer la palabra, ya que esto se relaciona directamente con: terminaré haciendo las cosas en contra de mi voluntad, bueno, tal vez estoy exagerando un poco, pero el hecho de considerar las cosas más como una obligación que como un elección, vuelve un tanto más complicada la decisión, en este punto es donde intento ponerme en los zapatos de aquellas personas que le temen al compromiso, intento entender cuál es el tren de pensamiento y reconozco que no es una decisión sencilla, ahora, independientemente de reconocer y entender esto, me toca explicar el por qué pasa, cómo se origina y cómo es que se le puede hacer para corregir la situación, si es que así se desea.

Afortunada o desafortunadamente, la gran parte de traumas que nos vienen acompañando en nuestra edad adulta surgen indudablemente en la infancia, en este caso en particular las podemos relacionar con dos heridas muy famosas en la niñez, las cuales son el abandono (no puedo tenerte a mi lado) y el rechazo (no quiero tenerte conmigo), tal vez ni lo recuerdes, pero seguramente tuviste alguna situación desagradable (por no decir traumática) con tus cuidadores primarios la cual posiblemente también sin que seas consciente, sigue condicionando la manera en la que te comportas con tus iguales, es decir, le tenemos miedo al compromiso porque en el fondo el temor es, o a que me dejen o a que me rechacen, como sea esto es solo una parte de todo un engranaje  mucho más grande, no se le pueden atribuir todos los fracasos amorosos ocasionados a que no nos sentimos seguros para establecer un compromiso a estas dos heridas mencionadas previamente.

Recordemos que el ser humano está conformado de tres factores principales, el biológico, el psicológico y el social, en este último caso podremos decir que la manera en la que vamos viviendo nos va dotando de experiencia, es decir nuestro comportamiento se encuentra directamente  influenciado por las cosas que vivimos, o lo que es lo mismo, de acuerdo al éxito o fracaso que interpretamos en nuestras relaciones pasadas, es cómo actuaremos ante las relaciones futuras, y muchas veces no podemos diferenciar que no todas las personas son iguales y que el hecho de que haya salido lastimado de una relación, no quiere decir que será igual con todas, de ahí que muchas veces el temor al compromiso está relacionado con el miedo a que la otra persona me conozca tal cual soy, y una vez que eso pase, yo quede vulnerable y a merced de sus intenciones maliciosas; ya cuando lo lees así suena un tanto conspiranoide, sin embargo, tiene mucho sentido para aquellas personas que lo piensan así.

La baja autoestima también juega un papel sumamente importante, ya que, si creo que no merezco nada de las cosas buenas que me pasan en la vida, tampoco terminaré de creer que pueda ser capaz de entablar una relación exitosa a largo plazo, y de una u otra manera terminé autosaboteando mi felicidad, pero todo esto será… para otra columna.

Antes de escribir todo esto, realicé una encuesta en Instagram, (por si me quieres seguir me encuentras como: @psicologocarlosmuñoz) en donde pregunté quiénes eran más propensos a lidiar con este miedo al compromiso, si hombres o mujeres, y el resultado fue contundente, el 95% de las personas que contestaron dicha encuesta piensan que este temor a establecer un compromiso en la relación es más frecuente en los hombres; retomando la teoría de las 5 heridas de la infancia podemos encontrar que los traumas son ocasionados principalmente por los padres del mismo sexo (mismo sexo que el hijo), quienes son los encargados de enseñarnos a demostrar el afecto (de manera contraria el padre del sexo opuesto del hijo nos enseña como recibir afecto), y aquí es donde podríamos incorporar aspectos propios de nuestra cultura (me refiero principalmente a los mexicanos) ya que el padre en México por cultura se le conoce como «ausente», en algunos casos de manera simbólica y en otros de forma literal, todo esto sigue siendo parte del mismo engranaje más grande del que hablaba hace un rato, no todo tiene por que ser así, cada caso es un caso.

Ahora que sabes todo esto, enlistare una serie de características que comparten aquellas personas las cuales le tienen miedo al compromiso, esto para ayudar a aquellas que aún no logran entender qué pasa con ellos, ya que muchas veces solo iniciamos relaciones y cuando vemos que la cosa va más seria, hacemos algo que lo termina arruinando todo y ni siquiera entendemos por qué pasa con una con otra y con otra pareja,  o bien para dar un poco de luz a otras que salen con una persona que probablemente no tenga intención de ir más allá y así poder decidir si en realidad deseas seguir en esa relación o no, recuerda que la parte que te corresponde para que una relación funcione es un 50%, el resto le corresponde a la otra persona, así que entiende hasta dónde puedes y en donde ya no.

Problemas para expresar las emociones: Ya sea por miedo al rechazo, al abandono o al ridículo, estas personas difícilmente expresarán sus emociones, principalmente las que le generan comodidad. (alegría, felicidad, amor, etc)

Problemas para tomar decisiones: Regularmente el miedo a equivocarse puede provocar no querer tomar decisiones, ya que las consecuencias podrían ser incómodas, para estas personas es preferible que la pareja sea quien decida, así evitarán sentir culpa.

Dificultad para formular preguntas: Y no es que no se sepa lo que se quiere, lo que pasa es que no se sabe preguntar cómo, esto da pie a esperar que mi pareja adivine lo que estoy pensando o quiero que haga.

Le cuesta hablar de situaciones que implican el futuro: Cuando se habla de dónde se podría vivir, cómo se llamarían los hijos, a qué escuela irían o cómo sonarían sus apellidos juntos, es el momento perfecto para no tener esa plática.

 Presenta problemas de inmadurez: En este aspecto la persona que padece el miedo al compromiso podría presentar un abuso a sustancias nocivas para la salud (alcohol, tabaco o drogas) esto como un método de escape o fuga de la realidad.

Personalidad controladora: Esta es una de las formas más comunes con las que habla nuestra inseguridad, tanto es el miedo a perderte que paradójicamente no quiero comprometerme contigo, pero tampoco quiero que lo hagas con nadie más.

No para todas las personas pasa igual, no es necesario que cumplan todas estas características y no en ese orden, a veces las señales son tan sutiles que nos cuesta identificarlas, lo que sigue y con lo que vamos a terminar es: ¿Qué puedo hacer si ya no quiero tenerle miedo al compromiso? la respuesta sencilla es: ya no le tengas miedo, afronta eso que te aqueja y vivirás más felíz, ojalá y fuera así de sencillo, de todos modos te dejo algunas estrategias que pudieras considerar.

Revisa pasado: Gran parte de las respuestas que buscas probablemente están en tu infancia, sin embargo, nada de lo que hagas podrá cambiar lo que ya sucedió, lo que te queda es hacerlo consciente y trabajarlo para que no siga condicionando tu presente.

Enfrenta miedos: con esto no quiero decir que te comprometas a todo o con todos, el camino es lento, te podría funcionar con decisiones o compromisos pequeños, mismos que te ayudarán a tener mayor seguridad.

Trabajar tu autoestima: En el momento en el que ya no necesites a nadie para poder ser felíz, entenderás que la otra persona no tiene por qué complementarte, solamente te acompañará, es un trabajo duro el poder llegar a ese estado.

Ve a terapia: En esta opción se resume todo, si tienes dificultad para identificar si tu pareja le tiene miedo al compromiso, o en su caso eres tú, ve a terapia, si deseas enfrentar tus miedos, mejorar tu autoestima y sanar tu pasado, ve a terapia, cuando cambias tu manera de pensar, cambiarás tu forma de vivir.

El tiempo no lo cura todo, si esperas que las cosas se arreglen solas por arte de magia, estás soltando el timón de tu vida, y probablemente esas situaciones te van a explotar en la cara tarde o temprano, de manera opuesta, no todo el mundo debe de enamorarse o vivir en pareja, esa es otra pregunta que también te deberías formular pero por esta semana es todo, recuerda, puedo estar equivocado.

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