Por: El Psicólogo Carlos Muñoz

Tal vez esto te suene un tanto a cliché, ya que cuando entablamos una relación de pareja es normal que existan cambios a nivel social, físico y emocional por ambas partes, dichos ajustes surgirán de forma natural como resultado de las nuevas vivencias y conexiones que vamos experimentando, es más, hasta sería preocupante que no los hubiera, el problema surge cuando estas modificaciones surten efectos desproporcionados en el andar diario de alguno de los integrantes, y se vuelven mucho más preocupantes cuando lo hacemos para evitar que el otro considere la opción de dejarnos por no ser lo que espera para un noviazgo o matrimonio.

 

Es importante que antes de continuar te pueda recordar que este tipo de lecturas son exclusivamente de carácter informativo, y no sustituyen bajo ninguna circunstancia la atención psicológica especializada, y el hecho de que te puedan servir como brújula sobre algunas cosas que probablemente ya sospechas (de lo contrario ni estarías leyendo esto), no quiere decir que pueda o deba ser considerado como un instrumento de diagnóstico, gran parte de las características que se mencionarán más adelante, pueden o no coincidir con diversos diagnósticos similares, de ahí la importancia de asistir con un profesional de la Salud Mental certificado, mismo que se encargará de conocer las peculiaridades de la situación, así como la ocurrencia, persistencia, frecuencia y latencia de dichos fenómenos, ya que cada caso es un caso, sabiendo esto iniciemos.

 

Lo primero que debes saber es que cuando de dependencia o codependencia emocional se habla, no únicamente nos estamos limitando a la pareja, las personas con este tipo de personalidad pueden verse afectados por cualquier tipo de relación, ya sea amistosa, laboral o sentimental, es decir, también se podría manifestar entre amigos o colegas del trabajo, y para identificarlas podemos considerar algunas de las siguientes características:

 

  • Miedo a la separación o ruptura. No se puede perder algo que no se tiene, en el momento en el que percibimos algo como de nuestra propiedad inicia esta ansiedad a perderlo, esto se refiere a la sensación continua de no poder tolerar la incertidumbre al no saber en qué momento la relación terminará, y esta está caracterizada por una serie de pensamientos que regularmente suelen ser fatalistas acerca de razones por las cuales mi pareja me podría dejar; es de suma importancia saber que las relaciones de pareja se construyen día a día, y que cualquiera de las partes tiene del derecho de ponerle fin en el momento que considere que ya no se siente cómodo (a). Pregúntate ¿Cómo eras antes de sentir miedo?
  • Adicción a este tipo de relaciones. Muchas veces el dolor también puede generar placer, es por ello que mientras no exista un trabajo de fondo, esta conducta se repetirá muchas veces.
  • Inseguridades propias. Esto es un factor determinante, ya que dichas inseguridades son las que nos hacen buscar compensarlas en la relación.
  • Cuando de apego se habla podremos encontrar distintos tipos, en esta ocasión nos referimos al apego inseguro.
  • Sentimientos de vacío. A la primera señal de atención por parte de la otra persona podemos llegar a pensar que es lo que estábamos buscando todo el tiempo, el problema es que ese sentimiento de vacío no termina de llenarse jamás.
  • Necesidad excesiva de agradar. Encontraremos múltiples ejemplos de situaciones en las cuales hacemos o dejamos de hacer cosas con tal de parecer simpáticos ante los ojos de la pareja, aunque eso atente contra nuestras creencias y costumbres.
  • Idealizar a la pareja. Se venera y sobre valora las cualidades de la pareja y se infravalora las propias, y aún cuando tengamos todas las señales de que nos están dañando, nos costará mucho reconocerlo.
  • Necesidad constante por tener contacto. Cuando se da una separación momentánea se pueden experimentar sentimientos similares a los que se presentan en un síndrome de abstinencia, es por ello que se busca estar en contacto frecuente con la pareja, algo similar a la de un adicto, siempre se las ingenia para conseguir el vicio.
  • Baja autoestima. Se desvaloriza, y aunque se termine la relación siempre querrá volver.
  • Necesidad de control. Desarrollas una personalidad de espía, tanto que estarías dispuesto a perder la propia vida.
  • Es normal sentirse triste cuando se está solo, sin embargo, eso no tendría por qué limitar las actividades
  • Carencia afectiva. Se descuida la propia esencia para servirle al otro, y dicho vacío no se llena con nada, si mi estado de ánimo depende de la otra persona, quiero todo el tiempo estar en contacto con él, esto puede desatar una relación de amor-odio

 

La responsabilidad de que las cosas en pareja funcionen, depende de que ambas partes estén dispuestas sumar, y no debería recaer todo el peso únicamente en uno de los dos, teniendo esto en cuenta, podemos comenzar a dejar de cargar culpas que no nos corresponden, la clave entonces radica en que el trabajo de crecimiento sea personal, para así poder crecer en pareja.

 

Esto podría servir para que empieces a cuestionar cómo te desarrollas en pareja, qué tanto poder tiene sobre ti, qué haz dejado de hacer por complacer o evitar que se enojen, y qué tanto te sientes cómodo (a) estando en soledad, espero esto haya despertado curiosidad en ti a tal grado que desees realizar cambios en tu vida, la Salud Mental cada vez se está normalizando más así que si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar, pero recuerda, puedo estar equivocado.

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