Por: Jair Torreblanca Patiño
La telenovela Coyotes de Tlaxcala dio de que hablar en la semana. Después de una despedida digna del entrenador Jorge Villalpando, después del mal paso, parecía que la presión al club y al mismo ex guardavallas poblano se terminaba debido a la serie de derrotas que se tuvieron 5 en temporada regular y cuatro de pretemporada.
Por si algo le faltará a esta triste historia, de forma sorpresiva la directiva encabezada por el empresario Rafael Torre apareció en un vídeo. Acompañado de jugadores, llamó la atención la llegada nuevamente de Villalpando. Palabras más o palabras menos se justificó su regreso por el respaldo de los propios jugadores que ahora buscaban respaldarlo con buenos resultados ¿neta?.
Este circo armado llama la atención por varios motivos, el principal, la baja de rendimiento del equipo bajo su mando. Por si fuera poco la mala relación que había desde semanas anteriores tras la salida de Cherokee Pérez, quién fungía como auxiliar técnico. Se dice que la directiva queria traer en esta posición a un tlaxcalteca, al final se cumplió el capricho del estratega.
Es bien sabido que después del buen resultado obtenido en la temporada pasada donde el equipo llegó a fase semifinal, tuvo al técnico en el once ideal de varias jornadas, el campo estaba listo para que la aspiración de Jorge se cumpliera y pudiera llegar a la dirección técnica del Club Puebla. Quizás esté deseo no sonaba tan fiera de lugar, pero al final el ser novato en esta área, debido a que solo había tenido dos responsabilidades y sin tanto brillo.
Pero después del desastre que se tuvo con el mal inicio del equipo en los partidos amistosos, que no era nada raro, porque en las dos pretemporadas anteriores había sido el inicio acostumbrado y ya con la suerte de su parte mejoraba al.laso del tiempo. En esta ocasión no sucedió así y después de perder ante Houston Dinamo y Real Oviedo, pusieron los focos rojos de que el equipo estaba carente de protagonismo.
Ya con esta presión encima y la aparición del técnico en los entrenamientos a tan solo unas horas del partido ante Celaya, lo que se esperaba en cancha no era otra cosa que mantenerse los resultados negativos y al final fue lo que sucedió. Perdieron 2-1 y el rostro al salir del partido fue la editorial de lo que semanas atrás de había repetido. En qué cambiaría el accionar, si en condiciones normales no había pasado nada, menos en un regreso del factor problema del equipo.
Cuando el vestidor se rompe, ya no hay la sinergia y la motivación como equipo, no hay vuelta atrás que revierta rachas negativas. El fútbol es así y eso se muestra en los equipos que tras la salida del técnico, el equipo se siente fiera de presión y gana con la llegada de un nuevo estratega, pero cuando el elemento que no encaja ya, que ha desgastado su estilo de juego y se ve un plantel carente de nivel futbolístico, armado de jugadas, se puede hablar de mala fortuna en cancha.
Pero cuando la falta de un sistema en cancha, provoca que se vean líneas separadas,sin una idea futbolística que pueda ser capaz de generar jugadas de peligro en el rival contrario. Ahí si por más que se quiera modificar una idea, si no se tiene un concepto, por más rotación de jugadores, no se podrá salir del atoyadero donde se encuentre y esto ha sucedido con el equipo.
Es una lástima que más que de estrategia de la directiva obedecerá a temas contractuales. Se sabe que el salario del técnico es compartido, una parte pagada por la directiva y otra a través de un patrocinador. Esta forma suigéneris de cumplir con el pago del director de orquesta, al final crea compromisos extra cancha que al momento de tomar una decisión genera que haya presión y provoque lo que al final sucedió, tener una historia que ya se conoce y que dudo cambie en corto tiempo.
En la anterior columna mencionaba la necesidad de tener o mejor dicho, preparar a un nuevo técnico y en este punto sería importante dar la oportunidad a las nuevas generaciones y si es de raíces tlaxcaltecas, resultaría interesante el proyecto. Hoy por más que se tuviera un despertar y se tuviera supongamos una racha ganadora de cuatro partidos, sería imposible ver a un equipo fortalecido. Es cierto podría hasta ingresar hasta zona de reclasificación para lograr ingresar a ella pero tercera ocasión consecutiva.
Que pasará para el siguiente partido. Viene Cancún y toca de visita. Ya se mostró que el equipo no cambiará de un día para otro, que la relación fracturada por más que se quiera pegar sin duda las cicatrices quedarán y esas a veces causan más daño que las propias heridas provocadas. Por eso no es sano los regresos en estás circunstancias, como cambio quizás, pero así como se dio sin duda no resolverá la crisis del equipo que con ello ha provocado también otra ruptura.
Si, la afición que con esta decisión se le hace una burla por las formas que la directiva ha tenido para realizar estos cambios. La relación triunfo-apoyo siempre ha sido la constante de un éxito o fracaso en taquilla. Los Coyotes lo saben muy bien que al recordar el paso exitoso en dos finales en Liga Premier y después las liguillas en Expansión, sin la muestra más fehaciente de esta relación. Se podrá poner a discusión el tema de que en estas etapas llegan muchos villamelones, pero después de tener exitosas entradas y se de entre las mejores del sector, en las últimas presencias locales el abandono es notorio y no dudo que esté será la característica hasta el final del torneo sino se ven algunas mejoras. Por lo pronto a seguir sufriendo cada fecha que resta. ¿o no?
Comentarios para esta columna que tiene cara de what al correo detriunfosyfracasoss@gmail.com