Escrito por: Psic. Gabriela Rodríguez Gutiérrez

 

Apreciado lector, ¿alguna vez has escuchado a alguien que menciona cómo el ir a terapia
cambió su vida para siempre? En el lenguaje popular es muy común encontrarnos con
personas que conciben la terapia psicológica como algo maravilloso y transformador,
dotando a la psicoterapia con cualidades casi místicas en donde inician su proceso con un
alto grado de malestar ante una crisis y al finalizar todos sus problemas han terminado (o al menos así se percibe en el momento.

Esto contrasta significativamente con otro grupo de personas, quienes por el contrario han
manifestado “no creer” en la psicoterapia, ni en los psicólogos y concebir a la psicología
como una especie de estafa. Entiendo por completo ambas posturas, y gran parte de ello es responsabilidad de los propios psicólogos, pues a lo largo de los años, múltiples
“disciplinas”, terapias alternativas y pseudociencias han operado bajo el nombre y cobijo del término “psicología”, el cual dista mucho la magia, la misticidad, el azar y la superstición, haciendo así que su efectividad no se vea limitada por la “fe” o el nivel de creencia de que está funcione.

Ante esto último, debo decirte, preciado lector, que la psicología (particularmente la terapia) ha demostrado ser eficaz en la intervención en problemas psicológicos, desde la más cotidiano como estrés, ansiedad y burn out, hasta problemas más complejos qué implican alteraciones orgánicas asociadas al malestar e historias de vida sumamente complejas; esto través de intervenciones cognitivas y conductuales qué permiten el desarrollo de la flexibilidad psicológica y el desarrollo (y/o aprendizaje) de conductas funcionales.

Un aspecto notable de las intervenciones psicológicas Basadas en Evidencia es que
muestran un alto grado de eficacia en el desarrollo de habilidades de afrontamiento en la
reducción de síntomas para problemas extendidos ampliamente a nivel social como el
estrés, depresión y ansiedad, qué mejoran no solo el bienestar emocional, si no también
pueden tener impacto fisiológico positivo como la mejora de la presión arterial y la mejora
del sueño.

Otro alcance significativo es su capacidad para ofrecer apoyo en momentos de crisis y
prevenir recaídas. La Terapia Dialéctica Conductual (DBT), por ejemplo, ha sido
especialmente útil en el tratamiento de personas con trastornos de personalidad límite,
proporcionando habilidades para manejar emociones intensas y comportamientos
impulsivos. La intervención temprana y el manejo continuo pueden prevenir el desarrollo de trastornos más graves y mejorar el funcionamiento a largo plazo.

Sin embargo, es crucial reconocer las limitaciones de la terapia psicológica, que
como lo habíamos comentado con anterioridad, a menudo se presenta como la solución
universal para todo tipo de malestar emocional y crisis, por lo que es la responsabilidad de
los profesionales de la psicología ofrecer información certera que ilustre los alcances reales
de estas intervenciones.

Una de las más evidentes es que no son una solución rápida. El proceso terapéutico
requiere tiempo, compromiso y práctica constante. Las expectativas de resultados
inmediatos pueden llevar a la frustración, ya que el cambio significativo suele ser gradual y
progresivo.

La accesibilidad sigue siendo un problema. Aunque asistir a terapia es una práctica de
autocuidado que ha ganando popularidad desde hace algunos años, esta aún puede ser
costosa y no siempre está cubierta por los seguros de salud. Esto crea barreras
significativas para las personas de bajos ingresos o aquellas sin cobertura de salud
adecuada. Además, en áreas rurales o remotas, puede haber una escasez de profesionales
calificados, limitando aún más el acceso.

Además, es importante reconocer que la terapia psicológica no puede modificar factores
biológicos subyacentes ni intervenir de manera significativa en factores sociales y
contextuales que no aportan al bienestar psicológico. Condiciones médicas, desequilibrios
neuroquímicos y otros factores biológicos pueden requerir intervenciones médicas
específicas, como medicamentos, que complementen el trabajo terapéutico.

De igual forma, las terapias no pueden cambiar radicalmente factores sociales y
contextuales adversos, como la pobreza, la discriminación o la falta de apoyo social. Estos
factores pueden tener un impacto significativo en la salud mental, y aunque la terapia puede ayudar a las personas a desarrollar habilidades para manejar estos desafíos, no puede resolverlos completamente.

En conclusión, si bien la psicoterapia es una herramienta bastante popular actualmente y
una de las mejores acciones por emprender cuando necesitamos algo más que nuestras
propias herramientas para afrontar un momento difícil en nuestra vida, es un acto
responsable mantenerse informado (y en el caso de los psicólogos informar) acerca de las
expectativas realistas de lo que está en las manos o no de tu psicoterapeuta de confianza,
esto hará más eficiente el tratamiento y prevendrá Frustración innecesaria durante el
proceso psicoterapéutico.

Te recuerdo, querido lector, que tu servidora brinda atención psicológica en el Centro de
Psicoterapias Basadas en Evidencia CENPSIBE en el centro de Tlaxcala, si gustas iniciar tu
proceso psicológico.

Centro de Psicoterapias Basadas en Evidencia
Morelos no. 5-b Col Centro, Tlaxcala
Citas: 2463670876

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here