La noche del 21 de noviembre, el Teatro Xicohténcatl se llenó de fuerza, música y reivindicación durante el concierto “Canto luego existo” de Frida Vargas. Este proyecto, realizado con el apoyo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC) y el Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA Tlaxcala 2024), fue un homenaje a la música mexicana creada por mujeres y personas de la comunidad LGBTQ+.

Desde sus primeras palabras, Vargas destacó el esfuerzo y amor que envolvieron la creación de este espectáculo, un trabajo respaldado por investigación y pasión. “Lo hicimos con un montón de amor e investigación previa”, expresó al abrir una velada marcada por la memoria, la resistencia y la celebración.

Acompañada por su banda IMOX y el Mariachi Fiesta Mexicana, Frida dio vida a canciones que han sido escritas por mujeres, muchas de las cuales han permanecido en las sombras mientras eran interpretadas por voces masculinas. “Me encantó descubrir que esta rola fue escrita por una morra”, compartió Frida, enfatizando la necesidad de reconocer y dar voz a las creadoras que han vivido en silencio.

Entre canciones, Frida compartió anécdotas de su vida, como la elección de su nombre artístico: Frida Vargas. “En la secundaria me preguntaban si era Frida Kahlo. Les decía que no, que era Frida Vargas. Luego me preguntaban si era Chavela Vargas: ‘Soy Frida, pero no Kahlo; soy Vargas, pero no Chavela.’”

El concierto no solo destacó el talento musical de Vargas, sino que también integró la danza como un vehículo de expresión. Bailarines y bailarinas enriquecieron el espectáculo con movimientos que abrazaban las letras y emociones de cada canción, con vestuarios diseñados por “Pepe” Lefara Lfr, que aportaron un toque de elegancia y simbolismo al escenario.

Entre los momentos más emotivos, Vargas compartió el escenario con Prania Esponda, una voz tlaxcalteca reconocida por su trabajo en favor de los derechos de las mujeres. Juntas interpretaron “Canción sin miedo”, un homenaje a las mujeres y niñas desaparecidas, y un recordatorio de que la justicia y la resistencia se construyen en colectividad. “La lucha no se acaba marchando el 8 de marzo o el 25 de noviembre; es una resistencia diaria”, expresó Esponda, invitando al público a no bajar la guardia.

Frida Vargas también celebró la diversidad y el amor en todas sus formas. Con frases como “Que viva el amor en todas sus formas” y canciones que invitaban al público a bailar desde sus asientos, resaltó la importancia de la libertad sexual, el amor propio y la seguridad en los cuerpos que habitamos.

El concierto cerró con un clímax de alegría y unidad al ritmo de “Vamos al Noa Noa”, en un ambiente festivo que reunió a familia, amistades y colegas en torno al proyecto de Frida Vargas. “Canto luego existo” no solo fue un espectáculo musical, sino una declaración de amor, resistencia y visibilidad para las luchas feministas y LGBTQ+.

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