Con la ilusión en lo más alto para tomar la alternativa de matador de toros, el novillero de Apizaco Eduardo Domínguez añora en convertirse en una figura del toreo con base en los argumentos que ha ido desarrollando desde que inició su carrera taurina a los 15 años de edad.
La Otra Fiesta contactó al único novillero tlaxcalteca que se presentó hasta ahora en la Plaza de Toros México, para que compartiera sus impresiones respecto al momento taurino que vive, y que lo llevó a verse en un cartel en la plaza de toros de mayor trascendencia en el país.
“Fui el único tlaxcalteca anunciado en la temporada chica y es para mí un privilegio y sobre todo una responsabilidad porque pisar la Plaza México, una plaza en la que todos los toreros soñamos y sin lugar a dudas entre las más importantes del mundo, me llenó de ilusión y sobre todo de responsabilidad porque ahí puedes arreglar tu carrera, bien dice la frase, es la que da y quita”.
—¿Cómo nace tu interés por ser torero?
—“Empecé un poco tarde, inicié a los 15 años a querer ser torero y nace porque yo solía ver mucho las revistas de futbol, algún día se dejó de editar el ‘Futbol Total’ y compré el ‘6 Toros 6’ y desde ahí me empecé a aficionar leyendo revistas, luego viendo las corridas en la televisión y con el internet empecé a alimentar mi afición.”
Para Eduardo Domínguez, la afición a los toros la reforzó a su corta edad al ver a dos figurones del toreo mundial, Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’, y el español José Tomas, “ahí es cuando pensé y confirmé que el toreo tiene algo más, llamó mi atención cómo la gente vibraba en el tendido viendo a esos hombres expresarse frente a un toro.”
Para nadie es un secreto que la fiesta de los toros representa un reto importante y trascendental para aquellos que alimenten sus ansias de novillero. Para Eduardo, la premisa se ha cumplido y acepta que la carrera taurina encierra una dificultad máxima.
“Me presenté en La México con trece novilladas, pero dada la situación de las pocas oportunidades que hay espero arreglar mi vida taurina porque es lo que soñé desde siempre y para resumir un poco fue como mi examen profesional, ver de qué estamos hechos y convertirme en matador de toros. Es un camino muy difícil, hay que sudar y si es necesario sangrar para que el futuro profesional mejore.”
Y es que para el único novillero tlaxcalteca anunciado en la antesala de lo que será la Temporada Grande, la aparición en el coso mayor del país llegó en un buen momento como torero y como persona, “cuando inicié en esto quería presentarme con dos novilladas en La México, y era lógico que los empresarios me dieran puerta. Además de que te quemas si no estás preparado, creo mucho en el destino y por algo pasan las cosas.”
—¿Tienes algún antecedente taurino?
—“No tengo uno solo, a mi familia ni siquiera le gustaban los toros, y cuando le dije a mi mamá que quería ser torero, dudó mucho en meterme a la escuela taurina, fueron como dos años que mi mamá no quería aceptarlo, hasta que me anotó en la escuela taurina “El Cristo” que llevaba Mario Martínez ‘Fierrerito’. De ahí me fui forjando con toreros que en su momento tuvieron trascendencia como Jaime Ruiz y Oscar Amador.”
Nuestro entrevistado se dijo tocado por el arte y la torería de figuras consagradas en la fiesta de los toros, y a quienes observa como un ejemplo a seguir dentro y fuera del ruedo, “no acabaría de nombrarlos, además de ser torero soy aficionado, pero los que más me han marcado son José Tomás, Antonio Ordóñez, José Mari Manzanares padre, y Santiago Martín Sánchez, ‘El Viti’”.
—¿Qué tanto te ha costado la carrera de novillero?
—“Mucho, no te imaginas, ahora que ya te anuncian en carteles todo es bonito, pero las tardes en las que no te ves anunciado buscas carteles, todas las negativas que te dan las empresas, las puertas que se te cierran, la verdad es una carrera de resistencia y que va forjando el alma para ver si de verdad estás dispuesto a aguantar todos los sinsabores que tiene la fiesta, noches de llanto de no verme anunciado y ahora las cosas están puestas”.
—¿Qué apoyo tienes de tu familia?
—“Vivo con mi madre y mi hermano, ellos vivieron conmigo esos malos ratos. De alguna manera lo viven contigo. Actualmente estudio derecho en línea en la Escuela Libre de Derecho en Apizaco, pero el estudio es un poco más para cumplir con los requisitos familiares, porque tengo claro que quiero ser torero”.
La competencia novilleril es fuerte actualmente, pero también son escasas las oportunidades que tienen los novilleros, sin embargo, para Eduardo Domínguez la competencia mayor es la que enfrenta consigo mismo, no claudicar y apretar cada tarde para pelear las palmas y los carteles.
—¿Cuál sería tu cartel soñado para recibir la alternativa?
—“Sueñas con la alternativa constantemente y también con muchos carteles, pero sin lugar a dudas soñaría con recibirla del maestro José Tomás, Enrique Ponce o Morante, pero primero quiero enfocarme en que mi nombre suene como novillero”.