Es indudable que el ser humano ha llegado a un desarrollo tecnológico sorprendente, podemos enumerar cientos de cosas que demuestran este postulado: en el campo de la comunicación por ejemplo, vivimos experiencias nunca antes planteadas, en todos los espacios del globo terráqueo, hay una red de sociabilidad virtual solo posiblemente limitada por gobiernos retrogradas, el ser humano pueda hablar y verse con quien desee en tiempo real. En el campo de la salud también hay un avance maravilloso, en cirugías, reconstrucciones físicas, inseminaciones artificiales, entre muchos otros adelantos. En el campo de la ciencia se ha llegado y logrado lo que antes solo se encontraba en cuentos de ciencia ficción. Por otro lado, el desarrollo armamentístico ha engendrado también una sofisticación tal, que ha generado una lucha entre naciones que da miedo. Es decir, los tiempos actuales han superado cualquier ficción o descripción del futuro. Pero aún así, dentro de toda esta tecnificación y adelanto, hay algo que el ser humano no ha podido responder y sigue siendo un enigma aún por desentrañar, me refiero, al amor.

¿Qué es el amor? Una profesora que impartía la clase de “arte y posmodernidad” nos decía que el amor es un constructo cultural que apenas rebasa los cien años de existencia. Algunos científicos sostienen que enamorarse no es más que otra reacción química del cuerpo y que incluso puede igualarse con una determinada ingesta de chocolates. Las empresas transnacionales, que son las creadoras de las nuevas “tradiciones”, han fijado una fecha para comprar y regalar a través de objetos el amor. Pero ¿esto nos da una respuesta satisfactoria sobre lo que es en verdad el amor?

Lo que sí es innegable, es que en la actualidad el ser humano se ha olvidado de indagar la respuesta para esta pregunta, y en cambio, la violencia se ha convertido al parecer, en su única motivación, invadiendo casi todos los niveles de su vida. Desde el bullying en la edad más temprana, hasta los asesinatos por guerras absurdas, pasando por polarizaciones politiqueras y el continuo maltrato a las mujeres. El ser humano ha decidido el odio como refugio y no el amor como progreso, se ha optado por el individualismo más clasista y racial, por el éxito material y la comparación malsana con el prójimo. La construcción de muros, de radicalizaciones de género, de maltrato a niños, animales y naturaleza, en fin, una inmensidad de atrocidades que poco o nada ayudarán a responder esta pregunta fundamental para lograr la armonía con el todo.

El 14 de febrero, el supuesto día del amor, no debería de servir para gastar dinero que no tenemos sino para reflexionar sobre este tema tan olvidado. Pues el amor es una perspectiva personal que se manifiesta en una acción común. Amar es dar, es otorgar sin recibir, es buena intención envuelta en cariños y con ello una forma de sanar al mundo. Amar es ponerle obstáculos al camino de la maldad. Es unión y elevación. El amor se manifiesta con besos y abrazos sinceros para una mejor integración social. El amor es una postura propia ante la indiferencia del otro y una manera de sembrar esperanza.

Por mi parte, he decidido que el arte sea mi manera de dar y recibir amor, para otros quizás sean las ciencias naturales o el derecho o educar a un hijo y ayudar a un anciano, no importa, desde cualquier trinchera es posible crearlo y recibirlo. Pero considero preciso entender que el amor no es una palabra o una fecha en el calendario, el amor es una de las sensaciones que podrán hacer que el ser humano trascienda hacia la integración con el universo y que por fin, encuentre la felicidad total y tan ansiada.

artodearte@gmail.com

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