Si del PRI poblano se tuvieran que ir todos aquellos que ya traicionaron alguna vez la ideología de su partido, sus principios y sus siglas entonces seguramente el regidor Iván Galindo Castillejos se quedaría solo.

Y no porque el cabildante sea un santo o el más impoluto de los priistas sino porque al menos es el político más congruente de ese rebaño.

Porque francamente dan risa las amenazas que últimamente se lanzan uno y otro lidercillo del PRI, particularmente las que han salido de boca del dirigente municipal del tricolor, quien es también diputado local, José Chedraui Budib.

Porque si ha habido personajes que se han aprovechado y abusado del PRI, por la supuesta amistad con Enrique Peña Nieto (EPN), presidente del país, es precisamente el legislador.

Para nadie es un secreto que Chedraui Budib ha hecho jugosos negocios gracias a su posición como priista, como diputado y como amigo del morenovallismo.

¿Con qué cara sale hoy el ridículo de José Chedraui a advertir la expulsión del chiapaneco Javier López Zavala del PRI?

La aseveración del diputado no hace más que evidenciar el circo de tres pistas que se trae el PRI desde 2010, precisamente cuando se simuló una lucha electoral, ordenada por el marinismo, para llevar a la derrota a Zavala.

La pregunta de hoy sería: ¿por qué el PRI se esperó hasta hoy para expulsar al hijo pródigo del marinismo, si como dice el mentado diputado ya traicionó a su partido desde hace algunos años?

Si para ridículos los priistas se pintan solos.

Porque si de expulsar a los traidores se trata, insisto, entonces tendrían que irse del PRI otros y otras que le han jugado “al dos caras” en los últimos años.

Vergüenza debería darle a los priistas hablar de traiciones, expulsiones y limpias en sus filas, y más aún cuando tienen mucha cola que les pisen.

A ver si no se mordió la lengua el malogrado diputado local.

Cómo estará de mal el PRI poblano que sólo entre sus dirigentes se alaban, se echan porras, se dan ánimos y se reconocen su disque “labor y trabajo”.

Hágame, usted, el recochino favor.

Sucede con estos especímenes de la política lo mismo que con Ivonne Ortega Pacheco.

Porque si Doña Ivonne no pudo hacer nada por el PRI poblano en su etapa como secretaria general ¿alguien creería que hoy como una simple priista -común y corriente- va a poder transformar a su partido, al país?

Las grillas internas del PRI lo único que están provocando es una gran desbandada que los va a perjudicar en 2018, cuando se tengan que enfrentar, por lo menos en Puebla, al PAN morenovallista y a Morena y Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Si en el PRI las cosas no cambian, se renuevan, se remueve a sus dirigentes Jorge Estefan Chidiac y José Chedraui, las cosas van a seguir igual.

Zavala, el chiapaneco, junto con Alejandro Armenta Mier, diputado federal; lo mismo que Guillermo Deloya Cobian, ya tienen un pie fuera de su partido y amenazan con perjudicar aún más al PRI en 2018.

Ya sólo falta que Enrique Doger Guerrero, delegado federal del IMSS en Puebla, le dé el tiro de gracia al PRI anunciando su dimisión como militante.

Si eso sucediera yo me pregunto ¿qué quedaría del PRI?

El marinismo está prácticamente hundido y desaparecido, el melquiadismo ya sabemos con quién juega, el zavalismo de Chiapas se iría con el peje, y así todavía se atreven los priistas a lanzar amenazas veladas contra los pocos cuadros que les quedan.

Pobre PRI, al paso que va seguro termina igual o peor que el PRD.

¿O me equivoco?

 

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