La efervescencia político-electoral en Puebla, en los distintos partidos políticos -de cara al  2018-, ya está en su punto.

El jaloneo y las disputas personales, por las candidaturas más importantes, se agudizan y amenazan con perjudicar a quienes no tomen con madurez, estrategia e inteligencia el fortalecimiento o debilitamiento de su respectivo partido.

Es el caso de Morena, partido que tiende a crecer tan sólo por la figura de su líder nacional, Andrés Manuel  López Obrador (AMLO), quien sube como la espuma.

Las historias que se dan, al menos en el ámbito local, en torno al partido del peje podrían poner en riesgo su crecimiento, arrastre y credibilidad.

Porque así como sucede en el PAN y en el PRI en Morena tampoco pueden confiarse y tomar la próxima elección tan a la ligera.

Los pejistas no pueden dar por hecho que tienen todo ganado por el simple arrastre de su líder.

Es más, Andrés Manuel no podría hacer ganar por automático al futuro abanderado de Morena al gobierno del estado. Y si a esto se suma la postulación del candidato equivocado los pronósticos de triunfo son totalmente negativos.

Porque como en el PRI y en el PAN también en Morena también se cuecen habas y se dan de golpes entre su militancia.

Allí están los ejemplos de Rodrigo Abdala Dartigues, diputado federal y entenado político de Manuel Bartlett Díaz, ex gobernador del estado, y del ex candidato al gobierno por el movimiento lopezobradorista, Abraham Quiroz Palacios.

A Don Abraham no se le olvidan todas las que le hizo el protegido de Manuel Bartlett en la campaña  pasada.

La guerra entre ambos personajes no termina desde entonces, y podría afectar a Morena.

Porque Abdala, hay que decirlo, está entercado en quedarse con la candidatura al gobierno, la cual José Juan Espinosa Torres, edil de San Pedro Cholula, no piensa dejar escapar por nada.

Los egos en Morena están a la orden del día.

Tal vez por ello Abraham Quiroz tiene la idea de exigir un premio de consolación (una diputación federal o local) por haber hecho el ridículo como candidato en la pasada elección.

Se  pone buena le guerra interna en Morena, entre Abraham y Rodrigo, promotor de la soberanía nacional en Puebla y enlace estatal, respectivamente.

Y aún falta la reacción del dirigente estatal del partido del peje, Gabriel Biestro Medinilla, quien seguro no permitirá que lo desplacen y lo dejen fuera de la jugada.

El caso es que Rodrigo Abdala está haciendo todo lo posible por evitar que le arrebaten la candidatura al gobierno en su partido.

Ya en la elección pasada evitó que Abraham Quiroz pudiera operar a sus anchas con el padrón de Morena.

¿O a poco alguien cree que el tema del desfalco en la campaña -por 200 mil pesos- salió de la nada?

Se dice incluso que el día de la elección pasada en Morena no se movilizó a la estructura de representantes de casilla que cuidaría los votos de Abraham Quiroz, y todo con el único fin de evitar un gran número de sufragios que pudieran hacer repetir al académico en la elección del 2018.

¿A quién podría haberle convenido en ese momento la caída de Don Abraham?

En efecto, al entenado político de Manuel Bartlett.

Así que alguien en Morena tuvo la brillante idea de llenar los registros de sus representantes de casillas con nombres fantasmas, con personas que si bien estaban inscritas en su padrón nunca fueron contactadas para el resguardo de las urnas.

Eso, desde luego, afectó los intereses y votos de Morena y de Abraham Quiroz, quien apenas contó con el apoyo de 3 mil 302 representantes en todo el estado cuando en realidad debió haber tenido 5 mil 977.

Y allí están los registros del INE para comprobarlo.

En aquella elección, en Morena se registró supuestamente al 82.31 por ciento del total de los representantes de casilla que debía haber estado en las urnas.

Sin embargo, en la realidad, de acuerdo a los documentos oficiales del organismo electoral, Abraham Quiroz careció del apoyo de 2 mil 675 cuidadores de casilla, es decir tuvo un decremento en este rubro del 44.77 por ciento.

Qué tal.

Vaya que se llevan pesadito los pejistas, quienes no son ningunos santos.

Y a Don Abraham dicen que no se le olvida todo esto.

¿Qué garantías de lealtad, de sus operadores, tiene el próximo candidato al gobierno del estado por Morena?

Porque ya se vio que si no es Rodrigo Abdala el beneficiado en las próximas candidaturas su partido se puede voltear de cabeza contra cualquiera.

Por cierto, ¿ya sabrá AMLO de las travesuras de Abdala?

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