El populismo vive como amenaza letal para la política. Lo previene Mario Vargas Llosa en su último artículo y suena como voz de alarma. Existió desde siempre. Recurso barato. Lo he visto en distintas épocas y con distintos hombres y mujeres. El populismo se opone a todo lo que amenace su reducto pequeño, pero grande en ambiciones.
El tema del agua está de moda y lo emplean como recurso para debilitar al gobierno, con la idea perversa de llevarlo atado a su lazo, aunque conociendo el temple y carácter del gobernador Tony Gali, adelanto que chocarán contra una pared. En tantos años en el oficio he conocido a toda clase de políticos, algunos me dejaron experiencias y gratos recuerdos, como Aarón Merino Fernández y Manuel Bartlett. El primero llegó a Puebla sustituyendo al depuesto gobernador Nava Castillo y anunció que cambiaría PUEBLA, VOLVIÉNDOLO AL CAMINO PERDIDO TANTOS AÑOS. Bartlett es un político que obligó al partido a la elección para elegir candidato a la presidencia de la república, después de que en Puebla predicó con el ejemplo en el partido incluyendo a cinco pre candidatos, ganando Melquiades Morales. Bartlett fue candidato en momentos en que el delegado del partido proclamaba que el candidato debía ser poblano…de Puebla.
Me tocó destapar a don Manuel y automáticamente me uní a su programa. Encontró que Angelópolis estaba vendido a un grupo de gente de dentro y fuera del Estado. Vio, investigó y pintó su raya. El clamor de los poblanos se redujo a una palabra: agua, educación y salud. Ante el disgusto de poblanos y ex funcionarios de fuera, exigió que Angelópolis fuera manejado por el gobierno. Se lo negaron, un día antes de la toma de posesión fue a la secretaría de gobernación y le dijo al secretario:-Si no me entregan Angelópolis liberado de quienes lo compraron, lo denunciaré en mi primer mensaje, el secretario llamo al Presidente Salinas de Gortari para informarle, Bartlett fue a Los Pinos y Angelópolis ya no se vendió.
Seis meses después, los compradores reclamaron el dinero adelantado y pidieron ver a Bartlett. Señores: su dinero está en Finanzas y pueden recogerlo. ¿Y los intereses? preguntó uno.-Es gobierno no es banco, así que recojan lo que dieron. BARTLETT manejó solo el asunto…y ningún poblano lo apoyó. Trajo agua de Nealtican. Enfrentó una manifestación, en la av. Reforma. Ordenó que no los dejaran avanzar hasta el gobierno porque serían capaces de destruir la enorme maqueta. –Si pasan del reloj, arrojen bombas lacrimógenas.
Los manifestantes fueron dispersados y las bombas volaron y cayeron en el patio de una escuela, a la hora del recreo. El escándalo de padres de familia condenó al gobernador…pero el agua llegó de Nealtican., Don Manuel enfrentó la vieja oposición poblana conservadora. Una panista se tendió a las puertas del Palacio. La trasladaron a la acera del frente. Acto populista. El alcalde panista encabezó una protesta por las obras en San Francisco. Lo detuvieron con bombas y se desmayó, dramáticamente, ante protestas y gritos de sus simpatizantes. Otro acto populista.
El agua que hoy es argumento de provocadores, que pretenden culminarlo en el zócalo, es populista. El alcalde que va y viene ostentándose como defensor del agua…populista. Peleó contra Rafael Moreno Valle y su grupo nunca reconoció el avance indiscutible de Puebla. Bartlett mantuvo SOAPAP, que año tras año perdía dinero porque miles no pagaban el agua al gobierno. Hoy el agua es caldo de cultivo del populismo.
Uno más. Los que entonces condenaron a Bartlett y lo llamaron gobernante de mano dura…hoy lo defienden. Angelópolis fue gran realidad y no recuerdo a grupo poblano que lo haya reconocido. La historia se repite y estoy seguro que el gobernador Tony Gali no permitirá que lo asusten con el petate del muerto. Hay cosas y detalles poblanos…muy poblanos. Ayer, la IP. HOY, el populismo vestido de redentor.