Foto: Mizpah Zamora/Síntesis

Desde muy joven, las manos de Julia Méndez Vázquez conocieron el tallado de madera, primero con la elaboración de bastones rayados y luego con la creación de figuras que dan identidad a los tlaxcaltecas, por más de 28 años se ha dedicado a promover las artesanías de Tizatlán, sus piezas han llegado a otros países del mundo y el famoso “bastón de mando” -incluso- a los expresidentes de Estados Unidos, los Clinton.

Como hija de artesanos conoce el valor de seleccionar buenas maderas pero sobre todo el esfuerzo que se requiere para darles esas formas únicas, a veces pasa hasta diez horas sentada para tener listos abrecartas, manguillos y plumas.

Cuando su trabajo es reconocido por la gente principalmente foránea o extranjeros se siente feliz y motivada para continuar promoviendo las artesanías, que por generaciones familiares se ha venido haciendo, pero muchas ocasiones los mismos tlaxcaltecas menosprecian el esfuerzo de sus manos y también se siente mal, piensa que a lo mejor no lo hizo bien, y lejos de desanimarse continua perfeccionando sus creaciones.

“Hay muchas mujeres que trabajan esto (bastón tallado), nada más que estamos como escondidas, por lo regular salen los hombres a vender pero la gente no sabe que hay muchas mujeres que trabajan y que están en los talleres”, expresó emocionada.

Eso sí, reconoce que hay muchos que se sorprenden que sea una mujer quien de una forma creativa y única a los bastones, sus plumas son una inspiración con las figuras del Águila, el Guerrero, el Búho, el Escudo de Tlaxcala y el emblema nacional de México, a ella, en lo personal le gusta la primera.

Sus artesanías han llegado hasta Francia y Estados Unidos como regalos de tlaxcaltecas hacia extranjeros, los turistas siempre preguntan dónde pueden encontrar este tipo de trabajo, se maravillan del tiempo que la gente dedica todos los días en sus hogares, no se trata de cosas superficiales si no del empeño único.

A sus 47 años de edad, Julia reconoce también a su madre de 87 años, que pese a la edad se siente productiva de seguir tallando sus bastones y venderlos cada 15 días, como su único ingreso económico.

Lamenta que sus hijos hayan tenido que irse a otro lado a conseguir empleos que les permitan tener una vida más desahogada, pero ella enseña el oficio a sus pequeñas hijas, aunque solo una ha mostrado el gusto por la trasformación de la madera.

De joven aprendió el bastón rayado de su madre y años más tarde su esposo el tallado de ramas de tlaxistle, son escogidas con precaución y se poner a secar, después de un tiempo pasa al torno para darle una mejor forma, después a sus manos donde pasa horas en el taller para tener listo los pedidos cuando los hay.

Al igual que su madre también elaboran los famosos bastones de mando, que llevan plasmados los escudos de señoríos y que simbolizan el poder de los gobernantes, de ahí que muchos políticos los obsequien a visitas distinguidas, pero muchos hay mujeres trabajadoras y creativas que impulsan la cultura de la cuna de la nación.

“Somos mujeres y tenemos que luchar a como dé lugar para tener algo, para irla pasando, así muchas mujeres vivimos, felicidad es lo que nos podemos pedir unas a otras”, externa contenta.