Tal vez el conflicto que enfrentan los árbitros mexicanos contra los dueños y directivos de los equipos del máximo circuito del futbol nacional pudiera ser el parteaguas por medio del cual se defina una nueva relación entre dichos grupos en la que se considere obligatoria la aplicación sin distingo de las medidas disciplinarias existentes en la materia.

Ello, sin duda, beneficiaría al espectáculo futbolístico y propiciaría un juego más limpio al tener conciencia los jugadores de que no existirá ninguna intermediación que los salve de que se les apliquen las sanciones a las que se hagan merecedores por cometer determinadas conductas sancionadas por los reglamentos respectivos.

La Liga mexicana suspendió los partidos de la fecha 10 del torneo Clausura 2017 debido a la inconformidad arbitral ante las sanciones que la Federación Mexicana de Futbol  dio a conocer el viernes a través de la Comisión Disciplinaria para los jugadores Pablo Aguilar y Enrique Triverio, así como el director Ricardo Peláez.

Este movimiento representa la unificación, nunca antes vista, de los silbante, quienes  exigen “la inmediata remoción de Eugenio Jorge Rivas Vega de la Comisión Disciplinaria por haber manipulado en reiteradas ocasiones los reglamentos federales emitiendo sanciones en favor de los jugadores infractores, y promoviendo con la violencia y falta de respeto en el futbol mexicano, prueba de ello es la ridícula sanción decretada a los jugadores agresores de árbitros”.

La Asociación Mexicana de Árbitros explicó en los siguientes términos la razón por la que los colegiados de la Liga MX decidieron no pitar en la Jornada 10 del Clausura 2017:

«La única circunstancia por la cual no se arbitraron los juegos es la sanción impuesta por la Comisión Disciplinaria a los jugadores Pablo Aguilar del Club América y Enrique Triverio del Club Toluca, la cual no fue aplicada con base al reglamento de sanciones ni de acuerdo al informe arbitral«.

Todo ello porque los citados jugadores agredieron a los silbantes Miguel Ángel Flores y Fernando Hernández.

Aguilar fue sancionado con diez encuentros, dos más que Triverio, quien pidió una disculpa de forma pública tras los incidentes. Ante ello, la Asociación Mexicana de Árbitros aseguró que sus miembros desean ser respetados en los campos de la Liga MX.

Entre las medidas expuestas para solucionar el caso destaca la expuesta por Jorge Vergara, dueño del club de futbol Chivas, quien considera el despido de los árbitros de primera división y su sustitución por los que silban en la segunda división, lo que solamente resolvería el momentáneamente el problema para los directivos y propietarios, quienes de esa manera estarían viendo por sus intereses económicos  y nada más.

Esperamos una decisión inteligente que haga crecer al juego de las patadas y sancione lo excesos que cometen algunos jugadores, quienes se sobrepasan no sólo con los árbitros sino contra sus similares del equipo contendiente.

 

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