La historia de México es crisol de sucesos dignos de estar presentes en la memoria colectiva, estos acontecimientos señalan el desempeño de mujeres y hombres que han contribuido con sus saberes y voluntades para realizar lo que crearon, sus aportaciones han sido con el afán de contribuir en la forja de nuestro país. Hay cientos de ellos: unos aún ignorados por los investigadores, otros relegados al olvido por no tener descendientes o seguidores para continuar su ideario.
La historia nacional destaca el desempeño de un estudioso de la economía y de la historia, además de embajador y funcionario público, académico y comunicador social. El dedicado a estas funciones lleva por nombre Jesús Silva Herzog; nacido en San Luis Potosí el 14 de noviembre de 1892 y fallecido un día como ayer, 14 de marzo, pero de 1885.
Silva Herzog, quien a los 22 años ya era colaborador de dos diarios, El Demócrata y Redención, para cumplir con el deber autoimpuesto de saber de forma directa los sucesos acaecidos en la etapa de la Revolución Mexicana, acude a la Convención de Aguascalientes. El grupo conocido como Convencionista postula a la presidencia provisional al General Eulalio Gutiérrez en el lapso del 6 de noviembre de 1914 al 16 de enero de 1915. A raíz de esto, Silva Herzog fue apresado por el ejército constitucionalista y por fortuna dejado en libertad cuatro meses después.
Al observar de forma directa sucesos deprimentes donde perecieron muchas vidas escribió: “Las revoluciones son movimientos populares violentos que llegan cuando se agotan los esfuerzos pacíficos para transformar las estructuras políticas y sociales. Las revoluciones, cuando son de verdad, mezclan el bien y el mal, los ideales y el crimen”.
El afán por conocer la realidad nacional lo mueve ir a la Ciudad de México para continuar con sus estudios en la Universidad Nacional de México, adquisición de conocimientos que le valen para incursionar en la docencia, siendo catedrático de la Normal Primaria y la Escuela Nacional de Maestros, del Centro de Enseñanza para Extranjeros de la Universidad Nacional Autónoma de México, enseñando inglés, idioma aprendido en su estadía por dos años en Estados Unidos. Años después es académico en la Escuela Nacional de Agricultura y en la Escuela Nacional de Economía con las cátedras de Economía Política e Historia Económica.
Silva Herzog en su andar por el mundo de las letras crea la revista Proteo en 1917, en 1928, es el fundador de la Revista Mexicana de Economía, también creador de instituciones como el Instituto Mexicano de Investigaciones Económicas y la Revista Mexicana de Economía.
La economía por años fue considerada una ciencia dedicada al estudio y empleo de cifras y estadísticas, sin embargo, también es un campo de conocimiento con sentido social como lo destaca en su documento Homilía para futuros economistas en el apartado Mi radiografía del economista, plasma en forma categórica: “El economista debe ser investigador social, vasallo de la verdad y misionero en la noble cruzada por mejorar las condiciones materiales de vida de las grandes masas desnutridas y harapientas. No se olvide que a los estómagos vacíos jamás les interesa el aprendizaje del alfabeto, ni que nunca pueden fraternizar el hambre y la cultura. Sólo aquellos que normalmente satisfacen sus necesidades biológicas elementales, pueden adormecer a la bestia que todos llevamos dentro y disfrutar de los dones del espíritu, contribuir al progreso de la ciencia, crear obras de arte, levantar la cabeza para estudiar la luz de las estrellas y cantar libremente su canción”.
La contribución estelar de este connotado intelectual en la Historia de México es en la investigación de un estudio minucioso sobre el tema del petróleo, indagación que favorece la ágil nacionalización de este hidrocarburo en México. Dicho tema fue encargado por Lázaro Cárdenas del Río y es una de las políticas aplicadas en su sexenio, por lo cual es destacado en la Historia.
Los aportes en la Economía y en la Historia y su desempeño en la academia son reconocidos por la UNAM con la distinción de profesor emérito, y ser miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. También le fue otorgado el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el ramo de Ciencias Sociales y la Medalla Belisario Domínguez, entre otros galardones.
Es autor de 16 libros referentes a la economía, a la historia, al petróleo y al problema agrario, entre otros no menos importantes, de una de ellas extraigo un fragmento de su pensamiento para compartir a los lectores: “Nosotros debemos defendernos, defender nuestra tradición cultural en lo que tiene de valioso, debemos de vaciarnos en moldes propios, sin que por supuesto, nos neguemos a aceptar corrientes ideológicas de fuera, cuando ellas se adapte a nuestra realidad y sean ventajosas para nuestro desenvolvimiento”.