“Sacrificamos evolución por funcionalidad”
En el futuro inmediato los traductores instantáneos serán de gran utilidad práctica, pero como esto no implica que las personas desarrollen las funciones cerebrales respectivas, posiblemente estemos en la antesala de otro paso más en nuestro tránsito involutivo..
¿Se imagina usted esos escenarios en los cuales con un simple dispositivo pueda comunicarse y entender cualquier otro idioma?
En un panorama de ese tipo las fronteras serían cada vez más injustificables y de cierta forma las distancias se acortarían.
Para sorpresa de muchos esto que parecía hace algunas décadas una simple posibilidad de la ciencia ficción hoy está cada vez más cerca.
Hasta ahora, uno de los traductores simultáneos más conocidos se llama Pilot y puede funcionar con cinco idiomas: inglés, francés, italiano, portugués y español.
A la par de los traductores simultáneos en dispositivos auriculares, seguramente veremos cómo se afinan y precisan los traductores en formato de aplicaciones para dispositivos móviles y las versiones para pc, pero si bien esto nos facilitará realizar más cosas, ¿qué pasará con el desarrollo cerebral de los usuarios? ¿Involucionaremos?
De acuerdo con los especialistas aprender un idioma es un proceso complejo permanente que trasciende las primeras etapas funcionales de la comunicación simple.
Aprender cualquier otro idioma ajeno al materno implica ir al encuentro con una forma de ver el universo, con otras costumbres, con otra historia, casi literalmente hablando, con otro mundo.
Si optamos por auriculares que traduzcan al instante nos privamos de las bondades del ejercicio cerebral. Dichos provechos han sido ampliamente estudiados y claramente marcan diferencias entre el cerebro de una persona monolingüe y otra bilingüe.
Para ilustrar un poco lo anterior le comparto del Viaje al cerebro de un bilingüe: así te cambia hablar dos idiomas, lo siguiente:
“la principal diferencia entre un cerebro monolingüe y otro bilingüe está en su capacidad para tomar decisiones. No es que unos sean más inteligentes que otros, sino que desarrollan otro conjunto de habilidades. Por ejemplo, los bilingües desarrollan capacidades cognitivas que les permiten adaptarse a los cambios en las tareas que están desarrollando. Este se debe a que su cerebro está constantemente eligiendo la lengua en la que se expresa, lo que le da mucha más flexibilidad. También les permite concentrarse y memorizar mejor”.
Aunado a lo anterior deben considerarse los múltiples beneficios del bilingüismo como una forma preventiva ante enfermedades degenerativas cerebrales.
Si ya de por sí quienes somos monolingües, en su gran mayoría nos comunicamos con un número reducido de palabras, ¿qué será de las futuras generaciones a las cuales les bastará dicha pobreza para comunicarse en cualquier parte del mundo?
Vaya desgracia la que se avecina si a todo esto le sumamos que entre los planes de las grandes corporaciones diseñadoras de los dispositivos están ausentes las lenguas maternas de los pueblos originarios.
Por supuesto que no es opción cerrarse a las innovaciones tecnológicas, pero es necesario redoblar esfuerzos por visibilizar el goce de aprender otra lengua, antes de que esta inveterada costumbre pase de moda y la involución que ello representa gane terreno.
¿Está usted de acuerdo?
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente.