El primer encuentro de Tony Gali con la prensa poblana demuestra la intención de este nuevo gobernador (aunque por muy corto tiempo) de mantener un trato más humano, cercano y sencillo con todos los sectores de la población, sin que con ello signifique que sea un gobernante que muestre debilidad, al contrario. 

No lo veremos cantar, como lo hacía en campaña, pero si mantendrá su esencia que lo ha caracterizado desde siempre en su carrera política.

Y esa sencillez la contagia en su propio equipo, contrario a lo que sucedía en el pasado con un equipo de comunicación lleno de arrogancia. En palabras sencillas, todo se contagia y depende siempre de la esencia y personalidad del líder en turno.

Ahora el compromiso de los medios poblanos de comunicación es «aprovechar» responsablemente esa apertura a la crítica con absoluta imparcialidad y objetividad, dejando de hacer periodismo de hígado o en contraparte, de complacencia.

Tenemos la oportunidad de recuperar la confianza de la sociedad que nos lee, nos escucha o nos ve.

Es momento de establecer las nuevas reglas de la crítica basándonos en el respeto y el sustento.

Y por parte de Tony Gali, hoy tiene en sus manos la posibilidad de que la libertad de expresión no quede solamente en buenas intenciones.

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Hablando de libertad de expresión, es lamentable la actitud de un gobernante, que ante la crítica y la evidencia, decide responder con agresiones verbales.

Así fue el actuar del Presidente Municipal de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa, quien al verse acorralado ante un hecho documentado que estaría reflejando omisiones en su declaración patrimonial, optó por simplemente denostar sin aclarar el origen de su fortuna.

El trabajo del periodista Ignacio Juárez y su equipo de reporteros sustentan una serie de datos que ponen en entredicho la política de transparencia del edil cholulteca antes y durante su administración.

Ya en semanas anteriores el mismo alcalde protagonizó otro escándalo cuando increpó al senador con licencia Javier Lozano Alarcón.

Tal parece que la desesperación por intentar ser el candidato de Morena en el 2018 por la gubernatura de Puebla, le lleva a montar espectáculos ridículos y lamentables.

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El perredismo poblano pasa por un mal momento y la división se agudiza al interior de este partido político. Se puso en evidencia la cercanía de Socorro Quezada con el alcalde de Aztizintla, quien es seriamente investigado por sus supuestos nexos con grupos criminales en la región y que derivó en la muerte de tres agentes antisecuestro. Lejos de tomar distancia, decidió respaldar al alcalde y defender a costa de lo que sea, su supuesta inocencia.

Ya el PRD se vio involucrado en un profundo descrédito cuando en Guerrero, gobiernos de su partido estaban involucrados con grupos delincuenciales a quienes les entregaron a los 43 normalistas de Ayotzinapa. Ahora parece que la historia se repite y la dirigencia intenta defender lo indefendible.

@AlbertoRuedaE