Un 25 de Marzo de 1675, en Puebla se firma un contrato con Baltasar de Echave, para que realizase dos lienzos para la catedral metropolitana.
Baltasar de Echave, fue un miembro de la legendaria dinastía de artistas y pintores que habían sido los Echave.
El primer Echave, que llego a América fue Baltasar de Echave Orio, de ascendencia Vasca, probablemente en 1573. Fue el creador de una nueva doctrina en el arte mejicano y rompió los cánones rutinarios de la imitación de la pintura europea, introdujo nuevos elementos y variadas cualidades en la ciencia de la composición, que incluía buen dibujo, notable colorido, perspectiva exacta, etc.
Algunas de las pinturas que realizo, el primer Baltasar se confundirían después con la obra de su hijo y su nieto, de mismo nombre y apellido diferenciándose uno de otro, únicamente por el apellido final. Además de que se distinguiría de sus sucesores por haber sido en 1606, oidor de la Real Audiencia de Méjico.
Seguiría su hijo Baltasar de Echave Ibía, quien fue uno de los más destacados pinceles del siglo XVII, al que se le reconocen, ciertas enseñanzas de su padre en el dibujo firme, aunque predomino cierta tendencia a los colores azules, y a expresiones de la naturaleza como los paisajes.
Por su parte el tercer miembro de dicha familia, Baltasar de Echave Rioja, al que también se le llamaba “Chávez”, nació en Octubre de 1632, y estuvo un tiempo de viaje en Europa de donde volvería para transformarse en un maestro pintor.
Se distinguió de sus antepasados, por mostrar una intensa actividad, pintando desde joven hasta cuando ejecutó su obra Martirio de Santa Catalina, por encargo de los dominicos de la ciudad de Méjico y obtuvo reconocimiento.
Echave Rioja, firmaría el 25 de marzo de 1675, en la ciudad de Puebla, ante Tomás de Ortega, un contrato con el doctor Juan García de Palacios, tesorero de la catedral poblana, para realizar dos lienzos de pintura en la catedral de México, con el tema “Triunfo de la Iglesia”, que a la vez vaya contra la gentilidad y el judaísmo.
Los lienzos se encargaron quedarían terminados en cuatro meses y se le pagaría al artista “mil doscientos pesos de oro común”, 500 en abril y 700 restantes cuando estuvieran listos los lienzos.
En su obra pintó murales en algunos templos y varias pinturas y lienzos, que actualmente se conservan en la Academia de San Carlos de Méjico.
Muchos de sus murales de Baltasar de Echave y Rioja, fueron en la sacristía de la catedral de Puebla, que representan El Templo de la Iglesia y El triunfo de la Religión, en los que se puede ver la influencia de la pintura centro-europea tipo flamenca, que aprendió durante su estancia en el viejo continente.