Varsovia. Maestros en toda Polonia lanzaron una huelga el viernes para protestar contra una radical reforma del sistema de educación por el gobierno populista que va a eliminar las escuelas secundarias este otoño. Muchos temen que el cambio es un pretexto para introducir un currículo más nacionalista y antiguo que dejará a los niños menos preparados para el mundo moderno.
La reforma se ha vuelto un punto de fricción entre el partido gobernante Ley y Justicia, encabezado por Jaroslaw Kaczynski, y oponentes liberales que acusan al poderoso líder partidista de llevar al país en una dirección autoritaria.
Entre los cambios claves están eliminar las escuelas secundarias y regresar el país a un sistema anterior a 1999 donde los niños asistan a ocho años de escuela primaria seguidos de preparatoria o vocacional. Actualmente, hay seis años de primaria, seguidos por secundaria y preparatoria.
Muchos padres dejaron a sus hijos en casa en respaldo a los maestros y para mostrar su desacuerdo con los cambios, que en algunos casos afectan sus propias vidas, forzando a estudiantes de secundaria a regresar a primaria.
El gobierno dice que el actual sistema no funciona bien y que los niños se sentirán más seguros quedándose por más tiempo en escuelas primarias con maestros que han tenido desde pequeños.
Oponentes dicen que todo el mundo está acostumbrado al nuevo sistema, que ha resultado efectivo, y que los cambios crearán un caos innecesario. Temen que los cambios, que van a incluir más historia de Polonia, son un intento ideológico para crear una nueva generación de polacos patrióticos que respalden las posiciones del partido gobernante.
Los maestros en huelga demandan además aumentos salariales para compensar por el trabajo extra que tendrán que hacer para la transición.
El Gremio de Maestros de Polonia, que organiza el paro, dijo que 37% de las escuelas de todo el país participaron. El líder gremial Slawomir Broniarz dijo que más quería participar, pero enfrentaron presiones políticas para no hacerlo, diciendo que ha habido «una cacería de brujas contra los maestros por las autoridades, superintendentes y sindicatos pro gobierno».