El candidato de la izquierda, Lenín Moreno, parecía haber ganado las elecciones presidenciales de Ecuador el domingo, pero su rival, el opositor Guillermo Lasso, se dijo víctima de un fraude y adelantó que impugnará los resultados.
El Consejo Nacional Electoral de Ecuador señaló la noche del domingo que con el 98.2% de los sufragios escrutados el oficialista Moreno obtiene el 51,14% de los votos, mientras que Lasso 48,86%. Los candidatos están a unos 224.000 votos de distancia, cuando quedan menos de esos por contar.
Aunque el organismo electoral no ha declarado a un ganador oficial, el presidente Correa celebró la victoria de su candidato a través de su cuenta de Twitter, mientras que Lasso dijo que los delgados de su partido presentarán objeciones en todas las provincias del país debido a que no coinciden las actas originales con las cifras del Consejo Electoral, de lo cual ha puesto en conocimiento al secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
«Actuemos de la manera más pacífica, pero firme en nuestra protesta que es legítima en democracia, y vamos a decir ‘no me robes el voto’ porque queremos un cambio en Ecuador», afirmó.
Poco después, añadió: «señor Correa, no juegue con fuego… Aquí hay gente que no le hemos tenido miedo, que lo vamos a seguir enfrentando, no juegue con el pueblo».
Juan Pablo Pozo, presidente del Consejo Nacional Electoral, afirmó antes que Ecuador «merece la responsabilidad ética de sus actores políticos de reconocer la decisión democrática del pueblo en las urnas. El pueblo se pronunció en paz y respetando el orden público. Es importante que hoy respetemos a la ciudadanía. Aquí no se ha regalado ni ha quitado un solo voto a nadie».
Casi de manera paralela, miles de enardecidos seguidores de Lasso salieron a las calles en ciudades como Quito, Guayaquil, Esmeraldas y Santo Domingo entre otras, donde protagonizaron incidentes con la policía y hasta encendieron fogatas.
En la capital, rompieron barreras metálicas y llegaron casi al pie de la sede del Consejo Nacional Electoral en el norte capitalino, mientras decenas de policías se empeñaban en contener la avalancha humana en medio de golpes, empujones y ánimos crispados.
«¡Fraude, fraude!» era el grito que crecía en este grupo, mientras que del otro lado, a unas cuatro cuadras, cientos de personas que apoyan a Moreno bailaban y cantaban: «¡Sufre, Lasso, sufre!», «¡Llora, banquero, llora!».
Hasta el momento la policía no ha informado sobre enfrentamientos entre ambos bandos o con efectivos de la policía y el ejército.
Por el momento, la única evidencia de un posible fraude presentada por el equipo de Lasso fueron los resultados de un pequeño centro de votación provincial, que según dijeron se invirtieron al ser reportados a las autoridades electorales en Quito. La Organización de Estados Americanos, que envió una misión de observadores, no realizó comentarios de inmediato.
Moreno dijo que comenzará a trabajar de inmediato en su transición. Con Correa detrás de él, los dos se unieron a los seguidores que coreaban eslóganes izquierdistas en un acto al aire libre.
Más allá de la región, las elecciones fueron seguidas de cerca por partidarios del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, que desde 2012 vive en refugiado en la embajada de Ecuador en Londres. Antes del balotaje, Lasso dijo que expulsaría al activista australiano, a quien Suecia quiere extraditar, en sus primeros 30 días de gobierno. Moreno manifestó que le permitiría quedarse.
Poco después de conocerse los resultados, Assange devolvió el aviso a Lasso desde su cuenta de Twitter.
«Invito cordialmente al Señor Lasso que se retire del Ecuador en los próximos 30 días (con o sin sus millones offshore)», escribió.
Horas después de presentar los resultados del conteo rápido, el presidente venezolano Nicolás Maduro escribió en su cuenta de Twitter: «Felicidades Ecuador. Triunfó la Revolución Ciudadana. Felicitaciones presidente Rafael Correa. Compañero presidente Lenín Moreno, victoria heroica».
Por su parte, el mandatario boliviano Evo Morales, tuiteó: «El pueblo unido de #Ecuador triunfó ante el imperio y sus sumisos. ¡Felicidades hermano @Lenin!».
Ambos postulantes quedaron finalistas en la primera ronda electoral del 19 de febrero, cuando se presentaron junto a otros seis candidatos que buscaban la posibilidad de reemplazar al presidente Rafael Correa, quien debe entregar el poder después de más de diez años de gobierno el 24 de mayo.
Durante semanas, los votantes ecuatorianos, polarizados tras 10 años de férreo gobierno de Correa, se prepararon para un voto disputado.
Ante la previsión de que la economía del país pierda este año un 2,7%, el bajo precio del petróleo y la disposición al cambio que mostró la mayoría de los electores en las encuestas, los analistas habían anticipado el triunfo de Lasso y la entrada del país en la lista de vecinos — con Argentina, Brasil, Perú y Venezuela — que viraron a la derecha en sus últimos comicios.
Los votantes parecían ansiosos por el cambio en medio de las acusaciones de corrupción relacionadas con sobornos pagados por la constructora brasileña Odebrecht a funcionarios del ejecutivo de Correa, y de un escándalo por un contrato de 12 millones de dólares de la firma estatal PetroEcuador.
Sin embargo, en las últimas semanas de la campaña, Moreno se adelantó gracias a una agresiva campaña comandada por Correa para presentar a Lasso como un político adinerado y alejado de la realidad que se benefició de la crisis bancaria nacional de 1999. Moreno se benefició además de las dudas de última sobre sobre si Lasso mantendría los programas sociales hacia los votantes más pobres en la llamada «Revolución Ciudadana» del presidente.