«A pesar de que la causa penal se ha abierto conforme el artículo 205 del Código Penal de Rusia (sobre actos terroristas), la investigación examinará también otras hipótesis posibles«, informó el portavoz del Comité de Investigación de la Federación rusa, Svetlana Petrenko.
El alcalde de San Petersburgo, Gueorgui Poltávchenko, decretó a partir de mañana, martes, tres días de luto en la ciudad tras la explosión que tuvo lugar a las 14:30 horas locales entre las estaciones Sennaya Ploschad y Tejnologuicheski Institut del metro de la segunda ciudad más importante de Rusia.
Al menos 10 personas murieron, siete en el lugar de los hechos, una de camino al hospital y dos más ya internadas, en tanto 47 resultaron heridas tras la explosión de un artefacto que contenía metrallas, de acuerdo con un reciente balance dado a conocer por la ministra rusa de Sanidad, Veronika Skvortsova, citada por la agencia de noticias Sputnik.
Las cámaras de vigilancia del metro han captado imágenes de la persona que presuntamente habría dejado un artefacto, oculto en un maletín, en uno de los vagones del metro, según la televisión Rossiya 24.
En algunos medios ha circulado una imagen que presuntamente mostraría al sospechoso, un hombre con barba, una túnica negra y un gorro, tanto en el interior de la red de metro como a su salida de la estación de Sennaya.
Según el Comité de Instrucción ruso, el maquinista no se detuvo tras explotar la bomba, llevando el convoy hasta la siguiente estación para poder evacuar a los heridos.
«Tomó la decisión absolutamente correcta de no parar el convoy hasta llegar a la estación. Esto permitió comenzar la evacuación inmediatamente y ayudar a los heridos», dijo.
Después del estallido, un artefacto explosivo fue encontrado y desactivado en otra estación del metro de San Petersburgo, la Ploschad Vosstaniya, informó el portavoz del Comité Nacional Antiterrorista.
El metro ha sido evacuado y cerrado como medida preventiva. Además, en la capital rusa, Moscú, se ha reforzado la seguridad en la red de suburbano.
San Petersburgo, la segunda ciudad más grande de Rusia y la más turística, será sede dentro de dos meses de la Copa Confederaciones de fútbol.