Un verdadero desfile de corrupción y cinismo, así como una exhibición de ignorancia, fueron la constante al iniciar el mes de abril. Una verdadera competencia de estulticia y desvergüenza, en lo que podríamos llamar un campeonato mundial de vergüenzas. Todas ellas, relacionadas con México, lamentablemente.

Algunos anecdóticos y superficiales, otros profundos y estructurales, los casos exhibidos nos provocarían risa, si no nos cubrieran de pena.

  1. Mauricio Ortega, director del diario La Prensa, que le robó el jersey de Tom Brady. Y no sólo uno, el del Superbowl 51 contra los Halcones de Atlanta, sino también el de Súpertazón 49 del mismo Brady contra Halcones Marinos de Seatle y, de pilón, un casco que pertenece a Von Miller de los Broncos de Denver, sustraído durante el Superbowl 50 ate Panteras de Carolina. Si la comunidad periodística se ha indignado por el homicidio de tres de sus integrantes, también clama justicia por este raterazo.
  2. Edgar Veytia (a) “El Diablo”, procurador del estado de Nayarit, detenido en San Diego, California, acusado de conspiración, para distribuir, importar y producir heroína, cocaína, marihuana y drogas sintéticas. Antes se decía que era “la iglesia en manos de Lutero”. Pero eso es injusto para Lutero. Más bien es “la procuraduría en manos de un narcotraficante”.
  3. Iván Reyes Arzate (a) “La Reina” un mando de alto nivel de la división antidrogas de la Policía Federal (PF), comandante de una unidad de inteligencia que servía de enlace con la agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) y soplón al servicio del cártel de los Beltrán Leyva. Antes decíamos que el narco infiltraba a las policías mexicanas. Hoy infiltra a la DEA y cobra millones de dólares por cada “pitazo”.
  4. Ellery Guadalupe Figueroa Macedo, presidente municipal de Pilcaya Guerrero, que por la módica suma de 205 pesos extendió un permiso para circular sin placas al Aston Martin valuado en 6 millones y medio de pesos que se estrelló en Viaducto Río Becerra (sin lesionados) contra un Fiat. El tráfico de documentos es escandaloso y a la luz pública. Permisos y licencias como éstas se venden en internet a ciencia y paciencia de autoridades estatales.
  5. José Antonio Sánchez el presidente de Radio Televisión Española (RTVE), quien afirmó que “Lamentar la desaparición del Imperio azteca es como mostrar pesar por la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial.” Éste entró de pilón, para darle variedad y animación a una lista muy lúgubre. Esta ridícula aseveración se complementa con su aserto de que la conquista no representó el exterminio de ninguna cultura. Orejas de burro para él.

Una galería del horror, una exhibición de las peores antivirtudes. Por suerte este tipo de dislates seguirán amenizando las noticias de cada día.