Al pasar por la zona del «Triángulo Rojo» se ven campos verdes, inmensos por cosechas de verduras o granos, siendo la agricultura la principal actividad económica de las familias de los municipios de Tepeaca, Acatzingo, Tecamachalco, Quecholac y Palmar de Bravo, sin embargo poco a poco va ganando terreno entrar al negocio de la venta de combustible robado y convertirse en un “huachicolero”.
Don Raymundo viste una camisa morada, de líneas color lila, camina entre los surcos sembrados de brócolis, él lleva más de 50 años dedicándose al cultivo y venta de verduras. Sabe que hay temporadas buenas, pero recuerda que ya no es como antes.
Habla con una voz rasposa, el viento fresco del día refresca las gotas de sudor que salen de su frente a pocas horas de empezar a trabajar. Cuenta que tiene que cortar el brócoli muy temprano y llevarlo “fresquecito” a la plaza que se instala los miércoles en una comunidad ubicada rumbo a Perote.
El negocio fue heredado a su hijo Paco de 36 años, él es quien ahora se mueve por distintas comunidades para comercializar sus productos y el “huachicol”.
Son casi las 13:00 horas, la camioneta de batea repleta de brócoli, cilantro, zanahorias, calabazas y nopales se instala en su lugar de costumbre. La esposa y los dos hijos de Paco empiezan a descargar, acomodan la mercancía para empezar la venta del día.
Paco aprovecha para ir con sus conocidos y ofrecerles “huachicol”, esta vez lleva 10 galones de 20 litros para vender a 10 pesos, sus ganancias por la venta exclusivamente de la gasolina serán de dos mil pesos.
Mientras, Don Raymundo cuenta que ellos también consiguen el “huachichol”, dice que sólo compran en pocas cantidades, lo máximo son unos 300 litros.
-Los que venden por mayoreo pagan 10 mil pesos y te llenan tres Rotoplas de mil litros. A veces te lo venden a siete o seis pesos, ora si, depende donde cargues- platica Don Raymundo.
Sentado y con un vaso de refresco en la mano, detalla que ellos se ayudan vendiendo gasolina.
-Hay de todo, si quieres cargar el ‘huachicol’ desde la toma, te pagan 600 pesos por un ratito, pero ahí si está peligroso, hay más riesgos.
Asegura que ellos al igual que otros tantos, han visto más ingresos. Tanto niños como grandes reciben más ganancias en la venta de gasolina ilícita.
-En algunos lugares, hasta los niños están cuidando, ahí paraditos en una calle para que digan si ven a alguien extraño y avisen por el celular lo que pasa. A ellos les dan como 200 pesos al día- relata tranquilo y sin miedo Don Raymundo.
Se acomoda la gorra y detalla que hay zonas más peligrosas, donde está más fuerte la seguridad, pero explica que también hay policías que aceptan su “mochada” de cada semana para que puedan vender el ‘huachicol’.
-Pasas por unas carreteras donde hay policías, pero les das unos cinco mil o 10 mil pesos y como si nada, a ellos también les conviene-
Don Raymundo cierra el refresco se queda callado por un rato. Paco regresa con la camioneta y se logran ver unos cuantos galones escondidos. Pregunta cómo va la venta, su padre responde que va lenta, que hay que esperar.
Los habitantes de la franja del ‘huachicol’ aún se dedican a labrar el campo, a la construcción de casas, al comercio, pero han encontrado una segunda entrada de dinero para sus hogares ya sea por la rapidez o facilidad de comercializar la gasolina.
El negocio de la venta de combustible extraído de manera ilegal en tomas clandestinas de Petróleos Mexicanos (Pemex) ha dejado cifras rojas en Puebla, desde explosiones, tiroteos, ejecuciones y hasta detenciones de autoridades coludidas con ‘huchicoleros’ poniendo en riesgo la seguridad de los habitantes de la zona en donde la actividad se torna cada vez más como cotidiana.