Indudablemente quienes aspiran a ocupar la Presidencia de México en 2018 tienen por fuerza que dirigir la mirada hacia Estados Unidos por la cantidad de compatriotas que viven allí y que tendrán la posibilidad de sufragar a distancia en la contienda electoral del año próximo.

Los comicios en los que se elegirá al presidente de la República y se renovará el Congreso de la Unión llaman la atención en  gran parte del mundo y, por supuesto,  en el vecino país del norte  por la vecindad entre ambas naciones y cuestiones estratégicas, sobre todo ahora que Donald Trump es el mandatario norteamericano.

El interés creciente en la Unión Americana por el futuro político de México se pone en evidencia con la reciente declaración del secretario de Seguridad Nacional de EU, John Kelly, quien comentó que “no sería bueno un izquierdista en Los Pinos”.

Tenemos un problema con México. Hay mucho sentimiento antiestadounidense en México. Si la elección en México fuera mañana, probablemente se obtendría a un antiestadounidense de ala izquierdista como Presidente de México. Eso no puede ser bueno para Estados Unidos. […]. No sería bueno para Estados Unidos ni para México”, dijo ante el cuestionamiento del Senador republicano Jhon McCain.

Además agregó que las familias que son detenidas al entrar a EE.UU. por la frontera sur de manera ilegal pueden permanecer juntas por lo general.

Ante ello,  el 6 de abril el secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, frenó al funcionario estadunidense al pedir respeto para el proceso electoral venidero.

‘‘Las decisiones electorales (del país) corresponden sólo a los mexicanos’’, subrayó el canciller, quien de paso rechazó aspirar a la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

De inmediato el tabasqueño Andrés López Obrador, dirigente de Morena y virtual candidato presidencial,  expresó su beneplácito por el comentario y aseguró  que el  dicho de Kelly equivaldría a que “hasta ellos lo saben” (los estadunidenses) que la izquierda podría obtener el triunfo en 2018 y él (AMLO) encabezaría dicho proyecto, porque sería dudoso que fueran los presuntos aspirantes de un PRD en proceso de desmoronamiento o un PT con registro restringido o un Movimiento Ciudadano con ligas extrañas o por conveniencia.

Para López Obrador la preocupación de Estados Unidos obedece a que con él como presidente no habrá sumisión hacia aquel país.

La inquietud de Estados Unidos es razonable, lo preocupante es que en aras de evitar el posible arribo de López Obrador a la presidencia resultara cierto que, como dice el morenista, Margarita Zavala esté buscando apoyo de aquella nación para impedir el triunfo de AMLO; lo peor sería que fueran más personas interesadas en ello.

No por algo Zavala aseguró  que ella y su marido eran como los estadunidenses Michelle y Barack Obama, porque el pueblo les asegura que los extrañan.

Lo importante de todo esto es que las elecciones federales del próximo año no sean el pretexto para negociar en lo oscuro con Estados Unidos ofreciendo a cambio cumplir compromisos ominosos, sobre todo en momentos en que las relaciones con ese país han tenido momentos difíciles desde el 20 de enero, cuando Trump asumió al poder.

 

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