Para que la iglesia y los católicos sean creíbles ante el mundo, tienen que probar que son capaces de amar y desterrar la cultura del individualismo, que tiene a Puebla en condiciones de hambre y pobreza, reflexionó el obispo auxiliar Felipe Pozos Lorenzini.

Al encabezar la ceremonia de «lavatorio de pies» a 12 laicos en la Catedral Angelopolitana, el sacerdote condenó que en Puebla cada cuatro días muera una persona por hambre y que otros 247 mil habitantes estén casi en la misma condición.

Dijo que tan sólo en 2015 murieron 512 personas de hambre en la capital del estado y para que esto se solucione pidió a los fieles que salgan de la “indiferencia” y de la “hipocresía”.

“No podemos permanecer tranquilos. Si queremos ser creíbles para el mundo debemos amar. El examen final va a empezar con saber cuánto he amado a mi familia, a mis amigos, al prójimo”, citó al señalar que el número de pobres en la ciudad de Puebla es de 600 mil.

Otros problemas que persisten en esta época y ante los cuales la gente permanece indiferente, son los abusos contra los niños y niñas, los migrantes, y la violencia que enfrentan los reclusos en cárceles de la entidad.

“No podemos vivir el mandato del amor y al mismo tiempo la cultura del individualismo. Hoy existen nuevas formas de pobreza como no tener empleo, no recibir un salario justo, no poder tener casa. Los migrantes que pasan hambre y están en malas condiciones. Las cárceles que son peligrosas. Niños que sufren violencia de todo tipo. Hay que preguntarnos con qué esperanza pueden enfrentar su presente y su futuro. El analfabetismo que impide que niños se preparen y los exponen a la esclavitud”, manifestó.

De paso, el sacerdote criticó la lejanía del clero con los fieles, ya que dijo el 60 por ciento de su tiempo lo emplean para impartir los sacramentos, el 30 por ciento para evangelizar y sólo 10 por para ayudar a los más necesitados. “Con esta actitud no somos creíbles”.

Por esta razón, convocó a los católicos a celebrar el Jueves Santo con buenas obras y caritativas, pues “cuando se pierde la caridad se pone el riesgo la fe».