Son varios los políticos poblanos que están decididos y empeñados en jugar un papel protagónico que los ponga en el ojo del huracán -sin importar las consecuencias- y de los medios de comunicación con miras al 2018.

Su único objetivo: poder trascender entre la ciudadana y venderse como unos puritanos para alcanzar un nuevo cargo de elección popular.

Y especímenes en la política poblana hay muchos, y de distintos partidos, particularmente del PRI, del PAN y del PRD.

A estos animales políticos no les importa reventar a su partido con sus acciones, aunque en el pasado les haya dado todo, sobre todo riqueza a manos llenas.

Es más, esos personajes están dispuestos a terminar con lo poco que le queda de militancia, credibilidad y unidad a sus respectivos institutos políticos, y parece que esa es su encomienda.

O a qué atribuye usted, amigo lector, las razones de Alejandro Armenta Mier, diputado federal del PRI, por ejemplo, para continuar en su partido cuando en los hechos ya está apoyando a Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Si Armenta fuese sensato, honesto y congruente ya habría renunciado él solo al PRI.

Sin embargo, hizo lo mismo que el senador Luis Miguel Barbosa Huerta.

Y seguro que correrá la misma suerte de, al final, terminar en los brazos del peje.

Lo que debería hacer Armenta es dejar de jugarle al loco, y al supuesto político congruente, y empezar a hacer la campaña abierta que ya hace a discreción a favor de AMLO.

Me parece que de esta forma sería más creíble su postura.

Otro político que anda desatado pero que da risa es el perredista Eric Cotoñeto Carmona, quien a falta de chamba y de hueso está dispuesto a despotricar en contra de quien sea, hasta de su propio partido y dirigente, con tal de hacer ruido y hacerse el rudo.

Y es aquí donde existe la duda si es cinismo o simple incongruencia de los políticos poblanos el decir una cosa y hacer otra.

Cotoñeto, primero, apoyó al ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, en la campaña del 2010, para llevarlo a Casa Puebla y, después, se dedicó a tundirlo y a fustigarlo en los medios disque por malévolo.

Lo cierto es que el perredismo poblano se desalineó de la alianza que llevó a Rafael Moreno Valle al gobierno y tuvo que ser sacrificado por traición.

Posteriormente, Cotoñeto despotricó en contra del hoy gobernador Tony Gali , de su hijo Tony Gali Jr., quien también es perredista, bajo el argumento de que según su proyecto de gobierno representaba más de lo mismo.

Recientemente, Eric Cotoñeto, el brazo armado del barbosismo, arremetió en contra de Morena y de su dirigencia en Puebla aduciendo que ellos no deben creerse los protagonistas de la elección del 2018.

Eric Cotoñeto emplazó incluso a los mandones en el partido del peje a aceptar de una vez por todas una alianza de izquierdas en la que se incluya a su mentada corriente perredista, el FIP.

Y la última piedra mediática que le quedaba al ex diputado local la lanzó ayer en contra del secretario general del Ayuntamiento de Puebla, Mario Riestra Piña, a quien ya sólo le faltó acusar de haber nacido.

Lo cierto es que Cotoñeto parece haber perdido la brújula y su rumbo, o de plano ya está desesperado por continuar formando parte del desempleo.

Y bueno, en el PAN vaya que si hay políticos incongruentes.

Empezando por todos aquellos que le abrieron de par en par las puertas de su partido al morenovallismo y terminaron odiándolo y maldiciendo a su líder.

Los dueños del Yunque son, tal vez, los más afectados.

Ni siquiera los panistas como Luis Paredes Moctezuma, a quien su propio partido y el Yunque intentaron quemar en la hoguera de la política, fueron tan ingenuos para dejarse llevar por el canto de las sirenas.

Bien dicen, la política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos.

Entonces, ¿será cinismo o incongruencia por parte de nuestros políticos?

¿Usted qué opina?

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