Quienes nos hemos enamorado y terminado una relación significativa sabemos lo que implica el despedirse, lo que se siente al reconocer que la relación termina, que es lo que tiene que ver con cómo vivir el duelo. A veces no entendemos de lo que se trata, solamente sabemos que decir adiós duele, ¡y mucho!, que nos sentimos enojados, que nos cuestionamos el porqué de lo que sucedió y que a veces queremos negociar con lo que ya sabemos que es innegociable, como cuando una relación ya no tiene vuelta atrás y solamente queda saber decir adiós de la mejor manera posible… porque aun cuando lo dudemos, si podemos lograr que sea así, en primer lugar con respeto: hacia la ex pareja y a nosotros mismos.
¿Por qué es tan doloroso terminar o aceptar que una relación termina? Porque a nadie le gusta que lo dejen de querer y que sean incluso más felices sin nosotros (claro, en ese momento) se nos olvida que si nos aplicamos nos pasara lo mismo, y justo de eso se trata, aunque hoy nos duela, la experiencia tiene que ser útil para nuestro presente y futuro amoroso.
Nada de “tramarse” por amor, el amor, de hecho, no duele, lo que lastima y desgarra es el desamor, pero, más que este, el no atreverse a cruzar la puerta y colocar un punto final en donde ya no hay más que escribir, y que si lo hacemos, seguramente ya no volverá a ser tan bello como alguna vez fue… CLARO, existe la Psicoterapia de pareja, y se necesita estar dispuesto a participar para resolver lo que nos ha tenido a punto de separarnos, pero, cuando ya lo más sano es el fin, entonces, también por salud mental hay que saber dónde colocarse, si te ubicas como víctima vas a sufrir más de lo recomendable, si quieres lastimar o vengarte de tu ex también, porque lo que nos cura es admitir que nos sentimos tristes, que nos duele la pérdida y que necesitamos saber qué hacer con el enojo o con la culpa.
Y obvio, quisiéramos que el dolor pasara de la noche a la mañana, pero no… no ocurre de un momento a otro. Al contrario, el tiempo parece alargarse y pesar sobre nuestros hombros, el asunto es, que justo para que el dolor de las despedidas no se convierta en sufrimiento tenemos que transitar por este, así de paradójico: sentir el dolor para que ya no duela más. Hay que saber que esto es resultado de la elaboración del duelo: la resolución de la pérdida, que en cuanto a casos amorosos si termina por aceptarse, confrontarse y superarse.
Por obvias razones le es más difícil procesar la despedida al que no se quería ir, pero, aún entonces (y quizá con más razón) tienes y necesitas pensar más en ti, redirigir tu energía y pensamientos hacia ti… darte unos días para llorar, escribir cartas, mirar fotografías, agobiar a tus amigos con el repetitivo discurso de lo que “crees” que sucedió… después de esto, mírate a ti, piensa en ti y quiérete a ti.
En algún momento podrás mirar al pasado y a tu ex pareja y agradecer lo bueno que fue coincidir, aprender de lo vivido y mejorar aquello que requieras mejorar en ti, como pareja.
Los corazones rotos se reconstruyen con tiempo y amor, ¿sabes con qué amor? El propio, cuidando de ti como si le cuidaras la gripe a una persona que amas, y consentirte no significa abrazarte a la tristeza indefinidamente, sino admitirla y forzarte a continuar con tus actividades, convivir con gente que te quiera y tener un buen o buena amiga que sea muy, pero, muy paciente contigo y que pueda recordarte (si es necesario) que tu valía personal no tiene nada que ver con el final de una relación.
Si después de un tiempo no puedes superar la pérdida de esa relación, si aún sientes dolor, enojo o temor a revivir el dolor en otra relación es recomendable que asistas a terapia, que como un acto de amor revises lo que te impide soltar lo que ya no es y continuar con tu vida… porque el final de una relación puede ser visto como una tragedia o como una oportunidad para aprender a amar mejor, en primer lugar, para saber cómo amarte y desde ahí construir relaciones sanas, estables y duraderas. No busques corriendo a alguien para distraerte o superar tu dolor, las personas no son objetos, no son desechables, no le rompas tú el corazón a otro… ¿Lo pensé o lo dije?
Twitter: @Lorepatchen
Psicoterapia y Coaching
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