A tres meses de su apertura al público, la Zona Arqueológica Teteles de Santo Nombre y su Museo de Sitio, ha recibido más de 15 mil visitantes, estimó Gerardo Navarro Valencia, director del recinto.

Agregó que al mes se registra a un promedio de 5 mil visitantes, provenientes no sólo del interior del municipio donde se ubica y otros aledaños, sino también de entidades vecinas como Tlaxcala, Oaxaca, Estado de México y Ciudad de México, e incluso han atraído turismo internacional principalmente de Inglaterra, lo que indica que «poco a poco se está corriendo la voz» y crece el interés por conocer el lugar.

El recorrido consta de alrededor de 800 metros y se hace de una a dos horas, dependiendo de la resistencia física del paseante, refirió, al subrayar que se tiene abierto de martes a domingo de las 9:00 a las 17:00 horas, y la entrada seguirá sienda gratuita hasta el próximo 25 de enero de 2018.

El entrevistado hizo un llamado a los directivos y profesores de instituciones de diferentes niveles educativos a que aprovechen el servicio de visitas guiadas que de forma permanente se ofrecen, para ello, puso a disposición el correo electrónico: gerardo_navarro@inah.mx.

Grandeza prehispánica

El arqueólogo encargado de la zona arqueológica explicó que ésta representa uno de los asentamientos más importantes de la región de Puebla, Tlaxcala,  Tehuacán y el centro de México, el cual tuvo una ocupación de mil años, fue contemporáneo de grandes ciudades como Teotihuacan y Cholula, y su época de esplendor se registró entre  los años 400 y 650 después de Cristo.

Detalló que en su extensión aproximada de 60 hectáreas se conservan restos de plataformas habitacionales, montículos piramidales, plazas, terrazas, zonas de circulación, construcciones aisladas y altares que hacen de este sitio el más grande y monumental del sur de Puebla. 

Durante una visita guiada concedida a Síntesis, el especialista resaltó que los trabajos arqueológicos prosiguen y permitirán apreciar el conjunto arquitectónico de la Plaza Gran Altar, donde se encuentran la Plataforma Sur y el Edificio de los Caracoles, de 14 metros de altura, así como la Plaza Central, los Fogones, la Plaza de los Altares, la Casa del Nahual y los conjuntos domésticos.

Lo conocido es apenas del 10 por ciento o menos del porcentaje total de la grandeza que guarda dicho espacio, ya que bajo tierra todavía están ocultos muchos vestigios que deberán explorarse en el futuro.

De características arquitectónicas similares a Teotihuacan, Santo Nombre se revela como punto importante en las rutas antiguas de comunicación y centro urbano de primer orden durante el periodo Clásico mesoamericano, dijo.

La apertura de la zona y del museo de sitio se concretó el pasado 25 de enero, como resultado de tres años de exploraciones intensivas y dos de mantenimiento de las antiguas edificaciones, a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con la participación del gobierno estatal que otorgó los recursos para la construcción del museo y de la carretera Tlacotepec-Xochitlán, de 5 kilómetros que da acceso al sitio, esto, con una inversión de 66 millones 214 mil 765 pesos.

Con ello,  el INAH tiene abiertas al público 189 zonas arqueológicas en el país, siendo ésta la ciudad prehispánica más grande de la región de Tehuacán-Zucatlán, que ahora se pone al alcance del público gracias al trabajo de investigación de 15 años realizado por el arqueólogo, Blas Castellón Huerta.

Teteles de Santo Nombre es un asentamiento clave para entender la interacción que mantuvieron en la época prehispánica las áreas del Centro, del Golfo y de Oaxaca, y se ha definido como un desarrollo local de muchos siglos que fue aprovechado por Teotihuacan para crear un puesto de avanzada hacia el sur y las costas oaxaqueñas, a través de un acuerdo para intercambiar productos comerciales. De ahí su semejanza con la gran urbe del Clásico pero también con características propias.

Por lo que toca al Museo de Sitio quedó abierto temporalmente como Sala Interpretativa, pero, su información se profundizará a medida que avancen las investigaciones de la zona arqueológica, en tanto,  presenta una panorámica general del desarrollo de las poblaciones antiguas que ocuparon el área de Tehuacán- Zucatlán.

El espacio museográfico está conformado por ocho salas; la primera es introductoria, la segunda aborda el tema de rutas comerciales y las relaciones de Teteles con otras regiones; la tercera se refiere a la arquitectura, haciendo énfasis en su carácter monumental.

La cuarta sala es sobre la vida cotidiana, ahí se destaca la reconstrucción hipotética de una casa de bahareque. El espacio está conectado al exterior donde fueron descubiertas tres áreas habitacionales durante exploraciones hechas entre octubre y noviembre pasados, mismas que se integraron al área de museo.

La quinta sala proyecta un video sobre la historia y características del sitio prehispánico; la sexta aborda la religión, con énfasis en el proceso de clausura de la ciudad, en cuyo sentido se explicó que antes de abandonar Teteles, los habitantes hicieron un ritual de terminación, en el que destruyeron objetos y edificios, y posteriormente sepultaron todo con arena y tierra. Aún no se tiene certeza de la razón, pero se piensa en posibles causas naturales o en ciclos de productividad.

La séptima sala describe los trabajos arqueológicos desarrollados en el sitio, y la octava está dedicada al patrimonio e identidad, donde se presenta la historia regional, los antecedentes históricos de Teteles y se ofrece una reflexión invitando al cuidado de la herencia cultural de los pueblos prehispánicos.

El acceso al lugar es sencillo, dijo Navarro Valencia, al indicar que de Puebla se puede tomar la autopista Puebla-Orizaba hasta el kilómetro 181, donde se encontrará la desviación Tecamachalco-Quecholac, 5 kilómetros adelante de Tecamachalco, luego se incorpora a la Carretera Federal Puebla-Tehuacán y a 25 kilómetros de Tecamachalco se localiza Tlacotepec de Benito Juárez, en donde siguiendo la señalética colocada se toma la carretera  recién construída de 8 kilómetros que conduce a la zona arqueológica.