“A toda capillita le llega su fiestecita”.
Dicho Popular
Para. Tony Gali Fayad. Con mis más sinceras felicitaciones.
Por su firmeza y determinación
Dicen que lo que se escribe se lee, y que a las palabras se las lleva el viento, en efecto, en este último caso puede que suceda aunque en muchos casos queda presente y se anida en los recuerdos de los interesados cuando calan hondo en su conciencia. ¡Ah!, pero en el primer caso, no pueden negar su existencia, toda vez que ahí permanecen, y permanecerán por muchos años en hemerotecas y en algunos cajones del recuerdo de los interesados. Para muestra un botón. Precisamente el pasado 9 de SEPTIEMBRE DE 2012 hace 4 años cinco meses, dediqué mi entrega con el título “LOS PROGENITORES DE LA LEY DEL NOTARIADO” en este mismo espacio cuyo contenido parece que fue escrito apenas hace unos días y hoy nuevamente pongo a su disposición, veamos lo que en aquella entrega salió de mi teclado, cito textual:
“…No cabe duda que no hay plazo que no se cumpla. Los amagos, las suposiciones, los dimes y diretes, el miedo y el pánico apoderado en alguno que otro miembro de la “casta divina poblana” por saberse inmerso en trufas, aranas, tropelías, engaños, cochupos y que no dormían pensando en que sus cutres actitudes eventualmente los podría mandar a trena, chirona o a la loma, se convirtió en un proceso en donde pequeños grupos de notarios perfectamente bien identificados por sus coincidencias a la hora de actuar en uso de la fe pública originaria del ejecutivo y delegada a estos, no paraban de presumir como buenos lenguaraces “… ya hablé con el gober; “Quiróz ya me dijo que no hay problema”; “me citó Manzanilla” y otros comentarios que mis lectores, principalmente colegas notarios, desde hace algunos meses se encargaban de propalar como marujas de medio pelo, pero eso sí haciéndolo en bisbiseos soterrados y cuidándose de algún posible delator de sus faroles cuando en realidad los sedicentes “progenitores” de la iniciativa de ley del notariado en ciernes nunca tuvieron contacto ni con el Señor Gobernador, ni con el Secretario General de Gobierno, ni con el Señor Subsecretario del Área Jurídica de aquella secretaría. Baladronadas –que no balandronadas-, mentiras, faroles, bulos iban y venían en el círculo de los fedatarios públicos poblanos.
¿Cómo olvidar mi entrevista con un grupúsculo de macarras notarios que fueron a saludarme siendo yo Secretario de Gobernación y a dar el abrazo de navidad? (sic. Acatempan?). Los “Iturbidistas” disfrazados de notarios, de manera previa, habían visitado al entonces Gobernador Manuel Bartlett suplicándole que no otorgara ninguna notaría más “porque el ejercicio del notariado ya no era rentable y, si decidía hacerlo lo único que le pedían es que no nombrara como notario al Secretario de Gobernación, es decir, al que esto escribe; pongo como testigo de honor al honorable Antonio Zafra Millán tan solo acompañante de aquellos quienes aquel día seguramente habían desayunado guarrapo y no sabían que el Gobernador me había hecho saber que los lisonjeros notarios miembros de aquel consejo presidido por el hoy difunto Jorge Morales Obregón me habían vetado para formar parte de su “grey” (favor de no interpretar grey en la acepción de “ganado menor”).
Después de escuchar un discurso alambicado y cursi abiertamente y sin pelos en la lengua los desenmascaré y la retahíla de verdades que dediqué a sus personas fue la de sepulcros blanqueados, hipócritas e inmorales. El tema es que también querían que los notarios que tuvieran esposas o hijas (os) abogados (as), en caso de otorgarse las notarías, fueran otorgadas como mínimo 3 para que aquel consejo del colegio de notarios decidiera quienes serían las o los afortunados familiares en zafia y grosera actitud. Recuerdo que uno de estos notarios desafectos, acusó a su padre de deschavetado producto de su vejez incluso llegó a promover un juicio de interdicción por cierto malogrado. Ese es el notariado poblano que conocí, primero como litigante demandando a más de 3 en nulidades de testamento habiendo ganado los 3 casos incluso estando a punto de que se ejecutara el procedimiento administrativo para que perdieran la patente. [Hace poco la justicia me concedió la razón al declarar nulo el testamento de José María Cajica, elaborado con más de 20 irregularidades, a quien su primogénito varón obligó a firmar sin que fuera conocido su texto].
Los esfuerzos del Señor Gobernador, del Secretario General de Gobierno y del Subsecretario de Gobernación Quiroz Acosta, hoy son una realidad. La ley del notariado Melquiadista y Marinista dejó de convertirse en la patente de Corzo para hacer y deshacer tomando como arma letal la fe pública, y con esa guadaña, revivir muertos, actuar con sus auxiliares y suplentes de manera simultánea, teniendo como dique y requisito de procedibilidad “el fallo” sempiternamente protector del consejo del colegio de notarios para opinar si en algún acto o hecho en donde derivado del ejercicio notarial eventualmente ameritara una sanción corporal que permitiera el acceso de la víctima a la verdadera justicia; al resarcimiento de perjuicios y la posible consignación ante una autoridad del fuero penal por la comisión de un delito. ¡Donde los haya!
So pena de reproche, no me queda más que comentar las numerosas charlas que sostuve con mi amigo Fernando Manzanilla Secretario General de Gobierno, las acaloradas y en ocasiones ácidos debates con mi también amigo Enrique Quiroz y el cambio de opiniones a veces encontradas sobre el tema notarial, en donde siempre llegamos a un punto convergente. El antes citado, podrá desmentirme…”
El proyecto inicial, sufrió una metamorfosis [evité y me arrepiento, que quedara plasmada la facultad para que el ejecutivo, en cualquier tiempo pudiera retomar su facultad originaria], los chillidos de mis “amigos” notarios eran ensordecedores. La idea de ajustar la ley del notariado a las circunstancias cibernéticas y a la modernidad se colmaron, no así los candados para evitar de una vez por todas la impunidad, tutelar los intereses del usuario, destinar una norma especial para el protocolo social, la inclusión de los derechos humanos, evitar a toda costa que el notario aranero y artificioso continúe con actos deleznables y oprobiosos como aquellos que en otra entrega comenté y que forman parte del expediente que guardo con recelo y que he llamado “actos notariales para el salón de la fama.
Como ya dije, la actual ley no contiene para fortuna de mis colegas una serie de disposiciones más que rigurosas que desde mi punto de vista y en su momento lo hice saber, eran en algunos casos rudeza innecesaria, empero, esto no le quita que se trate de un proyecto que contiene para tranquilidad de los actuales notarios un transitorio que habla de los “derechos adquiridos”; regula debidamente los requisitos para obtener la patente de notario, de aspirante; la manera en la cual se integra el jurado calificador evitando así exámenes fantasmas, manejados y controlados abiertamente por el consejo del colegio de notarios, se ratifica el artículo 60 párrafo II de la Ley del Notariado en vigor en sus artículos 30, 108 fracción I y 169 esto es los notarios auxiliares no podrán actuar simultáneamente con sus titulares [SIGUEN ACTUANDO EL TITULAR, EL AUXILIAR Y EL SUPLENTE DE MANERA SIMULTANEA. ¡PARA RIPLEY!]; se incluye la rogación notarial; la secrecía notarial (inexistente); la observancia a la ley de medios electrónicos del Estado de Puebla; los principios deontológicos para el ejercicio del notariado, que mucha falta hacen; se abordan taxativamente los derechos sociales que tutelan los intereses del usuario y del servicio notarial, que dejará al descubierto las atrocidades que en uso de la fe imbíbita en el ejecutivo y delegada a los particulares de esta, nuestra “casta divina” finalmente llegó a su fin.
Me parece justo reconocer que la voluntad del Gobernador fue la de que ningún secretario de estado en funciones el año anterior al otorgamiento de las fiats pueda acceder a este honroso cargo, a veces azotado por el flagelo de la inmoralidad, la ignorancia, los cochupos y la perversión de algunos notarios (as) que hacen que paguen justos por pecadores, en suma, considero que el ejecutivo del estado y sus principales colaboradores CON APOYO DE MI PERSONA enviaron un proyecto de ley que ya no hará que notarios probos paguen por los otros.
Les diré pronto que muchos de los “delincuentes con patente notarial” tendrán que seguirse resbalando entre sus propias babas y sus esputos salidos de sus mentiras para convertirse en ejemplo vivo quien no debe seguir perteneciendo al notariado poblano…”. HASTA AQUÍ MI ENTREGA DEL AÑO DE 2012.
El pasado jueves 20 de abril, mi amigo Tony Gali, fue anfitrión del grupo de notarios que ávidos de saber lo que se dice en los mentideros de prensa y de café en relación a la nueva ley del notariado y la inclusión de normas necesarias que eviten se continúe reviviendo muertos, ratificando contratos privados de compra venta inexistentes, incumpliendo mandatos legítimos de autoridad, testamentos plagados de vicios e incumplimientos de solemnidades previstas por la ley sin sanción alguna, en suma, creando incertidumbre jurídica, anarquía y desazón en actos que tan noble función les encomienda, porque como sucedió con el famoso cuento de Serguéi Prokófiev “Pedro y el lobo” ¡Ahora si por fin, ya viene el Lobo!