La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”.

Paulo Freire

 

En la actualidad, ser profesor de adolescentes implica en algunas ocasiones, enfrentar desafíos que van más allá de transmitir información y compartir conocimientos específicos sobre una materia en particular; algunos de estos desafíos pueden estar relacionados con actitud y comportamiento de los alumnos, otros con el uso indiscriminado de la tecnología que propicia la falta de atención,  otros más con la ley del mínimo esfuerzo por obtener información ya que pueden desarrollar un tema o encontrar la respuesta a un problema con un solo click sin preocuparse mucho por la validez y profundidad del tema.

Por lo cual en muchas ocasiones la discrepancia entre el potencial de los estudiantes y su desempeño académico y social es cada vez más grande; es por eso que nuestros esfuerzos como profesores por actualizarnos en tecnología o en habilidades de enseñanza serán en vano si el problema subyacente es la falta de motivación y de receptividad por parte de nuestros alumnos.

El alumno adolescente es una persona a la que se le debe de tratar con respeto, dándole crédito a lo que piensa y siente, aceptando la espontaneidad que lo caracteriza en esta etapa, pero sin dejar de marcar claramente los límites; evitando así que se desborden en comportamientos inapropiados y faltas de respeto.

El proceso de enseñanza está cada vez más centrado en lograr un aprendizaje significativo que verdaderamente cambie la perspectiva vital del alumno; para que le permita ver, entender, enfrentar y resolver los retos que se le presenten diariamente tomando las mejores decisiones que estén encaminadas a no solo obtener el beneficio propio, sino también el beneficio de su comunidad, elevando así el nivel de vida de las personas, el nivel de vida de México.

Ahora más que nunca es esencial que todos los adultos que participamos en el proceso de enseñanza de los alumnos adolescentes, padres de familia y profesores de la institución educativa a la que pertenezcan, trabajemos en conjunto asumiendo el rol que nos corresponde a cada uno y renovemos cotidianamente el compromiso de ser significantes en sus vidas.

 

Psic. María Aurora Pineda Mestas

Tutora Generación 2015 -2018

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