Es lamentable que en el país pareciera que muchas cosas están fuera de control ya que cualquier tema que se aborde en la calle, en una reunión de café y hasta familiar, así como pláticas de amigos, o en las escuelas versa sobre política, seguridad ciudadana y de que las cosas que van de mal en peor.
Lo malo, es que pareciera que nadie quiere o puede hacer nada, porque ya no es día con día que se conoce de algún hecho delictivo que a veces tiene que suceder a personajes de la farándula o de la política o ser muy grave sí sucede a una persona equis o desconocida para que las redes sociales lo inunden, que las autoridades lo nieguen y digan que está en la imaginación de todos y que finalmente tenga que aceptar simple y sencillamente porque pierde el control.
Y lo peor es que los grupos delictivos ya no le temen solamente a la policía sino hasta al Ejército al que ya enfrentan al tú por tú, sin importar las bajas humanas donde lamentablemente los saldos son muy parejos lo que significa que dentro de poco van a ser rebasados y que no va a quedar de otra que estar bajo su dominio como lo han logrado de manera paulatina bajo la protección de algunas de las autoridades a las que logran comprar o simplemente tener bajo su dominio.
Un par de politólogo en esas pláticas de café y desayunos cotidianos, donde analizan, y descubren el agua tibia para solucionar los problemas sociales de su entorno, el país y hasta del mundo, y que en el caso de México la que califican como una crisis severa de gobernabilidad, falta de ganas y de capacidad para resolver las condiciones actuales de la nación tienen razón en cuestionar respecto a lo que ha pasado con Pemex.
En sus filosóficos argumentos que en cada uno de los casos busca ser mejor que el del otro, y demostrar que con sus ideas y conceptos tiene la solución a todos los problemas que aquejan a los mexicanos, por primera vez se les escuchó coincidir en que el problema del robo de combustible es algo que en un principio se permitió y que ahora se les salió de control dadas las condiciones de ganancias que generan y que en su caso los delincuentes no tienen la menor de las intenciones de dejar que esas ganancias se les queden a quienes tienen los cargos de poder.
De la problemática aseguran que nadie hasta el momento sabe lo que sucedió con toda esas medidas que en su momento y hace varios años se anunciaron con bombo y platillo, sobre nuevas tecnologías para detectar el robo de combustibles con sofisticadas herramientas que al momento de detectar una baja de presión en las tuberías, de manera automática podrían cerrarse las válvulas y detectar el sitio exacto del problema y con ello evitar el saqueo y riesgos a la población.
Pero al mismo tiempo reconocen que para que este fenómeno se diera, obligadamente hubo alguien que les dio a conocer las formas para poder instalar el equipo necesario para poder instalar las tomas clandestinas, lo que al final dio como resultado que una de las partes que parece ser la de los delincuentes aprendió hacer esa labor para no repartir las ganancias que este ilícito genera con la venta de combustible al que de manera obligada también suben sus precios, ello de acuerdo con los oficiales.
Pero aún más lamentable sería que después de que la situación obligó a funcionarios, actores políticos y todo aquel que busca los reflectores, no sucediera nada como se ha dado en otras situaciones en las que repentinamente las ponen de moda todos se desgarran las vestiduras y al final no pasa absolutamente nada y el problema se recrudece.