Perdone usted pero la lista de los que hicieron la historia ya está completa

Durante la etapa positivista de la historia, es decir, el siglo XIX y XX, estuvo marcada por una forma muy peculiar de la reconstrucción del pasado.

El interés de aquellos que la escribieron estuvo enfocado en los grandes personajes, los acontecimientos más relevantes, la historia económica y política fundamentalmente.

En esos siglos hubo quienes se quedaron fuera, carecieron de importancia, se consideraba que su papel era irrelevante, fueron invisibles para los historiadores.

Hubo un personaje de nombre Epigmenio González que participó activamente en la Independencia de México desde sus inicios. Cuando fue detenido y juzgado aceptó haber conspirado en el movimiento de Independencia y fue encarcelado en la ciudad de México, luego lo enviaron al fuerte de San Diego en Acapulco; cuando Morelos libera Acapulco, los españoles lo embarcan y lo envían a una cárcel de Filipinas en donde estuvo realizando trabajos forzados.

Para el año de 1821 cuando se consumó la independencia, solicita ser liberado y le niegan su petición ya que “los españoles no habían reconocido la independencia de México” relata el historiador Paco Ignacio Taibó.

Luego de diez años en esa cárcel filipina lo dejan libre, sobrevive mendigando hasta que se embarca rumbo a España y luego a México en 1830.

Cuando llega a nuestro país se dirige a Palacio Nacional y se presenta diciendo que es uno de los Padres de la Patria, el primer armero de la Revolución de Independencia. La respuesta fue “no, la lista de los padres de la patria ya está completa”.

Fue un periodista quien rescató su historia y su activa participación en la Revolución de Independencia, y a pesar de ello, su nombre no está incluido en la lista de los hombres que nos dieron patria que son vitoreados cada 15 de septiembre.

Las omisiones de la historia

Como la historia de Epigmenio González hay muchas que han sido omitidas, personajes que han sido borrados voluntaria o involuntariamente.

La historia la hacen los vencedores fue el principio que rigió durante siglos la reconstrucción del pasado y la transmisión de esa información por generaciones.

Afortunadamente en este nuestro siglo XXI los estudiosos han visibilizado a otros actores cuyo papel es fundamental para la reconstrucción y comprensión del devenir histórico.

Sin embargo, no podemos cantar victoria cuando los contenidos de los libros que forman a estudiantes de nivel básico en nuestro país tienen un sesgo determinado por los grupos de poder que deciden qué se enseña del pasado, a qué se le da importancia y aquello que no merece más que una ligera mención.

Intento por borrar un sexenio

En Tlaxcala ocurre algo muy peculiar alguien tomó la decisión de eliminar la fotografía de uno de los gobernadores de la entidad.

A través de un periódico local conocimos que en Palacio de Gobierno fue eliminada la fotografía de quien gobernó nuestra entidad del 2005 al 2011.

Se trata del gobernador Héctor Ortiz Ortiz, cuyo retrato no se encuentra en el salón principal del Palacio de Gobierno ubicado en la calle de Allende.

El asunto pudiera parecer trivial, qué más da, podrían decir algunos.

Sin duda, hay quien podría sentirse verdaderamente complacido con la eliminación del retrato del exgobernador, inclusive podrían llover las propuesta para eliminar a otros cuantos.

Esta acción de suprimir la imagen de un gobernante que forma parte de la historia política de Tlaxcala, es un claro ejemplo, de la arbitrariedad con la que se han conducido aquellos grupos de poder que han determinado a lo largo del tiempo la inclusión o exclusión de actores o hechos que forman parte del devenir histórico de nuestro país.

Filias e inmadurez política

La pregunta sigue siendo ¿por qué? ¿Se trata de verdaderas filias, rencores, o inmadurez política? ¿Qué motiva una actuación poco sensata de quien decidió eliminar a un  personaje que forma parte de la historia de Tlaxcala?

Indudablemente todos y cada uno de los gobernantes de Tlaxcala cuentan con la aprobación o la sanción social por su desempeño durante el tiempo que les tocó administrar nuestra entidad. Pero, ¿es válido que a través de la eliminación de retrato se trate de castigar unilateralmente a un personaje de la política?

El balance de las acciones de cada uno de los personajes de la política ¿no debería estar en manos de los gobernados?

Es verdaderamente lamentable, que como en los viejos tiempos, se continúe tratando de manipular la historia por capricho de unos cuantos.

A pie de página

Hablando de transparencia, que pena da lo que sucede con la renovación de los miembros de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, a casi dos años de que debió concretarse la selección y nombramiento del consejo, el asunto sigue estancado. ¿Qué clase de intereses están de por medio?…